Es un desafío pendiente”
desafío que no debiera tener color político.
¿Y sobre la discusión previsional?
—No hay duda que en ciertos sectores que han sido protagonistas de la política en los últimos cuatro años hay una sobre idealización de lo que puede hacer el Estado, y una estigmatización de lo que puede hacer el sector privado que no comparto. Hay una comparación entre un mercado que por supuesto que tiene sus problemas, con un Estado completamente idealizado. Porque así como hay imperfecciones de mercado, hay imperfecciones –y muchas- del Estado. Todos estos planteamientos reflejan esto. Se compara la realidad del mercado, con sus imperfecciones, con un Estado idealizado. No es una visión realista ni coherente con la realidad de las cosas. Una cosa es mejorar las pensiones y otra cosa es quién está más preparado para administrar los fondos de pensiones. La política pública tiene que preocuparse de ambas cosas, pero no mezclar las cosas. No tengo duda que como administradores de esos fondos, entidades privadas serán mejor que entidades estatales.
La discusión política ha estado marcada respecto de la mejora y profundización de las políticas del actual Gobierno o un cambio de dirección. ¿Cuál es su visión?
—Hay bastante consenso de que tendrá que haber una reformulación de la reforma tributaria, laboral y educacional. La dirección de esas reformas tal vez no es la misma entre todos los actores políticos, pero…
¿Qué dirección debieran tomar?
—Hay ciertos factores que creo que son virtuosos con independencia de la orientación política. Por ejemplo, cuando uno habla del sistema tributario es virtuoso por definición que sea simple. Cuando uno habla de una legislación laboral, es virtuoso que no esté expuesta a la permanente judicialización.P