Gonzalo Grebe: “Si algún control falló (...) será parte del análisis que haremos el determinar si hubo falta de diligencia en mi labor”
—Sobre posibles errores humanos, el ejecutivo de CLC descarta el dolo. —La auditoría de PwC duró ocho semanas, pero no pudo llegar al origen de los errores.
NO FUE UN VERANO fácil para Gonzalo Grebe. Debió interrumpir sus vacaciones con su familia para volver a su oficina en el cuarto piso del edifico administrativo de Clínica Las Condes (CLC). El 11 de enero, el directorio informó a la SVS que había detectado errores contables que se arrastraban hace años. Así comenzó una seguidilla de días complejos con dos investigaciones de la SVS, una de la Fiscalía, además de la renuncia de un director y una serie de reuniones con quien sería la auditora encargada de determinar el origen y el monto total de los errores, PwC. Finalmente, el viernes informaron que los errores se tradujeron en un impacto de los ajustes sobre 2015 de $3.726 millones (2,4% del patrimonio) y de $6.817 millones en 2016 (4,3% del patrimonio).
¿Está conforme con el desarrollo del proceso?
—Cuando uno detecta diferencias contables y está en medio de un proceso en el cual conoce el dato inicial y existe la incertidumbre de que termine en un dato muy distinto, obviamente el terminar y que las diferencias respecto de lo que informamos el 11 de enero, hoy sean prácticamente las mismas, nos deja tranquilos.
Estamos terminando con una contabilidad limpia, cuyos errores de arrastre se identificaron oportunamente y las mejoras que tenemos que introducir son parte del trabajo encomendado a PwC, entonces podemos estar tranquilos que en el futuro la opción de que ocurra otra vez un evento así, es bastante baja.
¿Cuáles son las hipótesis de por qué ocurrió?
—Hay diferencias contables de arrastre, algunas de ellas probablemente tienen muchos años. Fue muy difícil identificar el origen, pero más aún, la trazabilidad para determinar en qué años comenzaron.
—Del día uno en que se produjeron las diferencias, no. Enfrentamos un cambio de sistema hace cinco o seis años, levantamos un diagnóstico del problema que tenía la clínica sobre la plataforma en la cual descansaban todos sus procesos administrativos. Identificamos estas debilidades, las pusimos en conocimiento del directorio que apoyó un proyecto de modernización que terminó el 2015 con la implementación y el trabajo que nos llevó a detectar las diferencias.
¿Hubo errores humanos?
—En uno de los temas se detectó una incorrecta parametrización de un sistema que responde a un error de una persona, pero que no tiene intencionalidad. No se ha determinado intencionalidad, por lo menos desde el punto de vista del trabajo de PwC, no hay ningún indicio de fraude o manipulación voluntaria.
Al comienzo dijeron que una vez culminada la auditoria decidirían si habría acciones legales...
—Esa es una decisión del directorio. Recién el jueves el directorio tomó conocimiento y aprobó el informe de PwC y los estados financieros (EEFF) auditados a 2016, ahora corresponde un análisis del directorio.
¿Cuál es la responsabilidad política que asume? Es gerente general de CLC hace más de 7 años.
—La responsabilidad de la generación y emisión de los EEFF es de la administración de la compañía y su directorio. Desde el punto de vista de haber entregado eventualmente información incorrecta al mercado, queda claro que en ningún caso se produjo con intencionalidad, aquí hablamos de errores de arrastre que probablemente pueden ser anteriores al momento que yo inicie como gerente general.
Si algún control falló o si se pudo haber evitado, será parte del análisis que haremos el determinar si hubo falta de diligencia en mi labor. Implementamos todas las prácticas de sociedades anónimas que corresponden y no nos permitió identificar antes los errores.
¿Hace alguna autocrítica?
—Para ningún gerente general es confortable enfrentar una situación así. Me gustaría que este tipo de temas no fueran parte de los problemas que deba enfrentar. Hubiese preferido detectar el problema antes.
¿Y a la administración anterior?
—Probablemente si estos errores estaban presentes en la administración anterior eran de una materialidad muy baja. Históricamente el tema contable no era considerado de alto riesgo o que pudiese tener alguna vulnerabilidad como la que enfrentamos.
¿Cómo es su relación con el directorio?
—El directorio ha estado acompañándonos de cerca y apoyándonos en las distintas gestiones. En este impasse, el directorio ha apoyado la labor que he realizado, al igual que el presidente.
No habían pasado muchos días del hecho esencial y Alejandro Quintana presentó su renuncia con una dura carta…
—Quizás la oportunidad de la renuncia no fue la más oportuna, pero la verdad es que los conflictos de interés son propios de cualquier compañía. Si bien nos puede haber llamado la atención, cualquier director tiene la libertad de expresar su opinión.
¿Cómo evalúa el trabajo de Fernando Cañas en la presidencia?
—El solo hecho que no haya un controlador requiere de un presidente capaz de articular y consensuar visiones y estos tres años de gestión de Fernando hemos avanzado mucho. El cuerpo médico se ha mostrado propicio a modificaciones en su relación con la sociedad en pro del bien social y en ese sentido Fernando ha realizado una labor extraordinaria.
¿Cuál es su relación con los médicos?
—Cordial. Llevo 12 años trabajando en esta clínica, nos conocemos muy bien. En algunas cosas tenemos diferencias, pero hemos logrado desarrollar grandes proyectos y hacer que la clínica crezca.
Se ha cuestionado el rol que juegan en la propiedad…
—Es parte de la historia de la compañía, que fue fundada por médicos. Parte del secreto del éxito es la adecuada convivencia de estos dos mundos. Los intereses de los médicos y los empresariales pueden converger.
¿Veremos cambios en los equipos de CLC?
—Hoy el equipo ejecutivo mezcla experiencia con gente nueva; el equipo de finanzas es un equipo nuevo que se incorporó a mitad de año, que lideró este proceso, es un equipo respaldado.
¿Va a haber efectos para los accionistas?
—Hay una menor utilidad en el año 2016. Desde la costumbre histórica de repartir el 50% de los dividendos, este año el monto será significativamente menor, pero está compensado con los dividendos del pasado.
¿Esperaban que se desarrollara una arista penal?
—Dentro del análisis legal que hicimos, el tema penal era una arista que se podría abrir. Nos sorprendió la rapidez con la que se abrió, porque básicamente se hace por la noticia de la prensa. Hemos prestado toda la colaboración.
La SVS también está investigando por uso de información privilegiada
—La Super abrió dos procesos. Uno propio de fiscalización frente al hecho de que hayamos presentado estas diferencias contables, y abrió un caso sobre eventual uso de información privilegiada. Creemos que por el volumen de transacciones que se produjeron previos al hecho esencial y por la oportunidad en que tuvimos conocimiento de la información, no creemos que las conclusiones de dicha investigación termine con personas involucradas.
¿Qué pasa con la auditora de la clínica?
—Estamos frente a diferencias de arrastre históricas que eran tan complejas de identificar que nuestras gerencias como los sistemas de las auditoras fallaron, por lo tanto si uno quisiera asignar responsabilidades, creo que es muy difícil hacerlo.
¿Qué mensaje le da a los accionistas?
—Que estén muy tranquilos. Lo que la clínica ha hecho ha sido un ejercicio de extrema transparencia. Efectivamente es un evento incómodo y doloroso y del punto de vista reputacional puede haber afectado, pero esto sólo ratifica nuestra línea de ser transparentes con el mercado y los accionistas.
—2017 es un año en que tenemos dos grande hitos: la inauguración de nuestro segundo centro satélite en Peñalolén y del centro de la visión en Providencia y Las Condes. Estamos inaugurando dos pisos con 156 camas adicionales. Este año vamos a consolidar el 100% de la inversión que hicimos hace cuatro años. ℗