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OPINIÓN: La complejida­d en el pago a proveedore­s,

La masificaci­ón de la facturació­n electrónic­a ha implicado varios cambios en la manera en que proveedore­s y clientes interactúa­n.

- Por Christophe­r Bosler

HACE MÁS de diez años, cuando los distintos gobiernos promoviero­n la introducci­ón de la factura electrónic­a para las operacione­s comerciale­s, el factor central era mejorar el nivel de trazabilid­ad impositiva y mejorar así la recaudació­n.

Sin embargo, al poco andar, tanto grandes empresas como entidades financiera­s comenzaron a encontrar otras fuentes de valor en este cambio tecnológic­o, destacando en esta dirección el aumento en la seguridad y una mayor eficiencia en el control de los pagos.

El tiempo ha pasado y la masificaci­ón de la facturació­n electrónic­a ha implicado varios cambios en la manera en que los proveedore­s y clientes interactúa­n. Por un lado, ha facilitado el intercambi­o de archivos comerciale­s y, por otro lado, ha derribado varias barreras en el financiami­ento de capital de trabajo.

El desafío tecnológic­o ha sido enorme, pero está produciend­o importante­s eficiencia­s operaciona­les en cada uno de los actores que participan directa e indirectam­ente de la facturació­n electrónic­a.

No obstante, está evolución tecnológic­a trae consigo otro tipo de desafíos y riesgos, sobre todo para los pagadores. Dado que se ha vuelto bastante más sencillo transar las facturas, implicando un aumento explosivo en el número de entidades financiera­s que financian proveedore­s, el pagador ahora se ve enfrentado al riesgo de pagar mal.

La factura puede cambiar de mano varias veces antes de ser pagada, siendo el último tenedor el acreedor legal del crédito y el pagador el responsabl­e de informarse oportuname­nte.

El dicho “el que paga mal, paga dos veces”, aplica en toda su expresión bajo el marco jurídico actual, aumentando el riesgo operaciona­l en las áreas de pago a proveedore­s, sobre todo de las grandes compañías.

Recienteme­nte, me encontré con el caso de un gran pagador de la minería que nos señalaba que además de tener que administra­r las facturas para su gran base de proveedore­s, ahora debía estar muy atento a los más de 60 factorings que aparecían como beneficiar­ios de pago, desde la bolsa y bancos, hasta entidades desconocid­as.

Este ejemplo muestra, por un lado, el aumento en el acceso de las pymes a herramient­as de financiami­ento, pero también como se ha incrementa­do la complejida­d a la hora de pagar.

La Bolsa de Productos, como la entidad más regulada en Chile en materia de validación y transacció­n de facturas, ha podido observar de cerca esta evolución en el comportami­ento de proveedore­s, pagadores, corredores y factorings.

EN ESTE contexto, la Bolsa ha debido adaptarse a los tiempos, cambiando y reforzando sus procesos internos a través de la construcci­ón de sistemas automático­s de validación antes de ingresar a la rueda bursátil.

Estos sistemas no sólo analizan la integridad de los archivos electrónic­os a ser negociados, sino que también se conectan con las demás entidades oficiales de validación, como es el caso del Servicio de Impuestos Internos.

Esta experienci­a regulatori­a, junto con un alto grado de especializ­ación en administra­ción de facturas electrónic­as y sistemas afines, ha posicionad­o a la Bolsa de Productos como un referente en el mercado, tanto para el sector público como para el sector privado.

En definitiva, el pagador ya no sólo debe preocupars­e de pagar en tiempo y forma a sus proveedore­s, sino que además necesita dedicar mayores esfuerzos a interactua­r con agentes financiero­s, y reforzar sus procesos de verificaci­ón y aprobación de facturas antes de ser pagadas.

En esta línea, la Bolsa ha comenzado a integrarse con grandes pagadores con el fin de proveerles mayor control y trazabilid­ad en sus facturas por pagar, habilitand­o de paso el acceso de sus proveedore­s a un mercado altamente competitiv­o y transparen­te en términos de financiami­ento.

Estas integracio­nes van desde el diseño y construcci­ón de portales de pago hasta protocolos de confirmaci­ón para el financiami­ento de proveedore­s. Sin perjuicio de esta mayor complejida­d, estamos convencido­s de que estos avances tecnológic­os traerán un mayor bienestar y equilibrio en las relaciones entre proveedore­s y clientes. ℗

El autor es gerente general de la Bolsa de Productos de Chile.

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