EDITORIAL: Muerte de Agustín Edwards Eastman
Pese a una diversificada malla empresarial, la gestión de Agustín Edwards en El Mercurio fue la que marcó fundamentalmente su controvertida figuración pública.
DEBEN EXISTIR pocos hombres que hayan marcado tanto la historia de Chile como Agustín Edwards, cuya muerte -a los 89 años- fue informada ayer. Su influencia social y política, su rol en el régimen militar y su permanencia hasta inicios de este siglo, lo sindican como uno de los personajes más relevantes de la historia reciente. Luego de una formación académica en el extranjero, Edwards asumió a los 30 años la dirección del grupo, haciéndose cargo no sólo de los medios que este conglomerado controla, sino también de una extensa lista de empresas que hasta hoy -ya no bajo su propiedad- marcan la trayectoria del país. El Banco de A. Edwards, CCU, Chilena Consolidada, Ladeco, y una larga lista de compañías donde tenía un porcentaje de propiedad marcaron el inicio de su trayectoria empresarial, donde no sólo le tocó relacionarse con la elite, sino que también debió hacer frente a las crisis económicas que afectaron al Chile y al mundo. Pero, evidentemente, la actividad que marcó su trayectoria pública fue la dirección y presidencia de El Mercurio, siendo esta misma gestión la que le valió muchos detractores, puntualmente por su rol durante el Gobierno de Allende, así como por su posterior relación con el régimen de Pinochet. Este grado de influencia de Edwards no permeó al resto de su actividad privada ni en los demás activos de la familia, los cuales uno a uno comenzaron a traspasarse a otra manos, perdiendo así, sistemáticamente, su peso en el sector privado. Especulaciones hay muchas: la crisis política de los años 70 y la quiebra del sistema financiero en los 80 fueron duros golpes que la familia no supo administrar y que terminaron por reducir el alcance empresarial de Edwards, pero no del todo su peso político ni social que, pese a que disminuyó durante los últimos años, lo mantenía ubicado como un personaje clave del país. ℗