El desafío de poner al paciente en el centro
La transición hacia una nueva forma de gestionar la salud representa un desafío de adaptación cultural y de liderazgos convencidos.
LA SALUD, una de las principales preocupaciones de los chilenos -sólo superada por la delincuencia, según la encuesta CEP-, debe dar un salto importante en su gestión basado en poner el valor para el paciente al centro del sistema. Esto implica acciones para mejorar tanto la salud como el nivel de satisfacción de los pacientes, a la vez que se contienen los costos.
De acuerdo con la experiencia de Virtus Partners con prestadores y aseguradores en la región, se debe poner mayor énfasis en “mejorar salud”, eje que si bien puede parecer “obvio”, debe ser gestionado de manera rigurosa, lo cual requerirá cambios importantes en lo técnico (“Qué” se hace) como en lo adaptativo (“Cómo” se hace).
“Qué”. Los prestadores (hospitales/clínicas) deberán pasar por una verdadera transformación, ya que poner el valor para el paciente en el centro implicará pasar de una medicina reactiva y basada en “incidentes” (ejemplo: tengo un dolor y voy al médico) a una medicina proactiva y preventiva, con una mirada longitudinal del paciente a través del tiempo y geografía. Esto representa un cambio de paradigma, lo que implicará entre otras cosas:
• Hospital interconectado y en red: para suplir las necesidades de los pacientes, todas las prestaciones y soluciones deberán organizarse en base a polos de desarrollo especializados. Luego, los prestadores deberán generar y mantener las conexiones necesarias para articular soluciones integrales.
• Datos y seguimiento del paciente: para conocer al paciente y evitar errores y duplicidad de prestaciones, será clave hacer un seguimiento de su salud y las prestaciones realizadas (ejemplo: ficha clínica única). Esto representará un desafío tecnológico y de manejo de datos, donde no se puede descuidar la confidencialidad del paciente.
• Medición de resultados basados en valor y costos: históricamente los prestadores tienden a medir resultados (i) con una mirada técnica que no necesariamente representa lo que valora el paciente y (ii) con un bajo nivel de seguimiento en el tiempo. Poner el paciente en el centro implicará repensar lo que se mide y darle mayor continuidad a través de los años, cuando los resultados se manifiesten.
• Re-estructuración del hospital y equipos multidisciplinarios: pasar de una estructuración en torno a especialidades a una en torno a la necesidad del paciente, estructurando centros para cada condición de salud (con todos los profesionales requeridos), será clave, sobre todo si consideramos mayor prevalencia de enfermedades crónicas que requieren múltiples especialistas.
• Estandarización y mejora continua para disminuir la variabilidad de la práctica: la generación de protocolos y guías no es suficiente. Se deberá pasar a la estandarización rigurosa de la práctica, garantizando la adherencia. Esto se está impulsando también debido al creciente uso de modelos de pago que están traspasando el riesgo de variabilidad al prestador.
PARA LOS aseguradores esta transformación implicará pasar de gestionar sólo los costos a buscar nuevas formas para conocer y gestionar el impacto que están teniendo en la salud y satisfacción de sus beneficiarios. Esto a través de:
• Seguimiento y conocimiento más riguroso de los pacientes, lo cual implicará nuevas capacidades en
y
• Fomento de la prevención y el autocuidado, con foco en factores de riesgo o condiciones importantes en Chile, como obesidad, consumo de tabaco o cáncer (28,3% de cobertura de mamografías versus 58,8% en la OCDE, como promedio). Esta tarea ha sido postergada dada la rotación del sector (privado) y el largo plazo del “retorno” de la inversión.
• Mayor orientación, pasando a ser un asesor más activo en la recomendación de prestadores y tratamientos médicos, informando al paciente lo que es mejor para él.
• Disminución en la variabilidad de la práctica médica de sus prestadores, facilitándoles información que les permita compararse y tomar decisiones.
• Traspaso de mayor responsabilidad a los prestadores (quienes están más “cerca” del paciente) con pagos por “paquetes” y asociados a resultados de salud.
• Mejora de procesos administrativos, simplificando y mejorando procesos que entorpecen la experiencia del cliente (ejemplo: atención en sucursales).
Desde el punto de vista del regulador, además de la ya discutida reforma de las isapres (con elementos como transparencia y estandarización de planes, movilidad, eliminación de discriminación y medidas para impulsar la costo-efectividad) y acciones para cerrar brecha de profesionales de la salud (1,9 médicos y 5,6 enfermeras por cada 1.000 habitantes en Chile versus 3,3 y 9,1 en promedio en la OCDE), se debería avanzar hacia un marco regulatorio que fomente algunas de estas acciones, con una mirada rigurosa y medible del valor (salud, satisfacción y costos) para los distintos actores del sector a través del tiempo.
“Cómo”. La transición hacia esta forma de gestionar la salud representa un desafío de adaptación cultural y requerirá de liderazgos convencidos para impulsar el cambio y derribar paradigmas. En particular, el liderazgo y coordinación entre el equipo médico y el administrativo es un desafío fundamental, ya que suelen ser dos “silos” que trabajan separados e incluso hablan un “lenguaje” distinto.
Para tratar esta transformación hemos organizado, en conjunto con el MIT y la Universidad de Chile, la conferencia “Strategic analytics: changing the future of healthcare conference” la próxima semana en Santiago. Esperamos que contribuya a la definición de un mejor curso de acción para la industria. ℗
El autor es socio Virtus Partners (gonzalo.larraguibel@virtuspartners.cl).