Reformismo
La democracia nunca termina de completarse, porque difícilmente existe lo que algunos creen el estado ideal de las cosas. Por ello la futura disyuntiva es entre reformismo responsable o utópico.
su “IVA cero”. Y ahora, más recientemente, se ha sumado a esta tendencia el precandidato del Frente Amplio Alberto Mayol con su tren de alta velocidad de Arica a Puerto Montt. En todo caso, quien fijó la pauta en las grandes ligas fue Donald Trump, con su muro divisorio para los más de 3.000 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos.
Por cierto, el reformismo en sí no tiene nada de malo. Por el contrario, gran parte de los arreglos institucionales que tenemos provienen de convenciones de dudosa justificación. Por eso hace sentido, como lo sugería Albert Camus, rebelarse contra ellas planteándose a lo menos las preguntas sobre sus fundamentos. Aunque no se tengan todas las respuestas. Así, no hay ninguna razón a priori para pensar que el estado actual de las cosas se asemeje a un óptimo que no merezca ser modificado. Las sociedades evolucionan, cambian, se modifican. Hoy Chile es un país mayoritariamente de clase media, que enfrenta nuevos desafíos como la inmigración, el cambio climático o la longevidad. Ello requerirá, sin lugar a dudas, nuevas respuestas y soluciones creativas.
La democracia, a fin de cuentas, nunca termina de completarse. Porque difícilmente existe aquello que algunos creen constituye el estado ideal de las cosas. De esta forma, la disyuntiva que enfrentaremos en las próximas elecciones será optar entre un reformismo responsable o uno utópico. O, como lo decía Popper, entre seguir avanzando hacia lo desconocido e incierto premunidos de la razón o de los sentimientos. De las instituciones o las intuiciones.
Durante el último cuarto de siglo Chile siguió la senda del reformismo responsable. Tanto la Concertación como la Alianza, más allá de sus diferencias, siguieron la estrategia del cambio gradual, período que coincidió con la etapa de mayor progreso social, cultural y económico de nuestra historia republicana. Quien quebró irresponsablemente esa tradición fue la Nueva Mayoría, con su utópica e improvisada agenda de reformas, cuyas consecuencias han quedado a la vista. En noviembre veremos qué camino habremos de seguir por los próximos años. ℗
El autor es director ejecutivo Fundación Avanza Chile (@gblumel).