Las regiones y el emprendimiento
HACE UNOS años, dos jóvenes alemanes viajaron a Chile con el sueño de expandir su emprendimiento. Se trataba de una plataforma que combinaría la interacción de los sitios de redes sociales con los servicios que ofrecen las agencias de turismo virtual. Desde
Frankfurt volaron a la Región de Magallanes. Los primeros meses no tuvieron mayores problemas mientras recibían el apoyo virtual de sus compatriotas desde el Viejo Continente. Pero a medida que el proyecto avanzaba, comenzaron a enfrentar las primeras dificultades. Todas las respuestas los orientaban a Santiago, hasta que terminaron instalándose en una localidad cercana a la capital. Las regiones están cansadas de la vieja forma de hacer política pública, proponiendo medidas desde la capital para el promedio del país. Se debe realizar un trabajo a la medida de cada región para que en el mediano plazo cada una pueda contar con la infraestructura necesaria, las redes de acceso al financiamiento y servicios de apoyo como aceleradoras/incubadoras, centros de emprendimiento sin operadores políticos seleccionados por el gobierno de turno y transferencia tecnológica que les permitan recibir y acoger a cualquier emprendedor nacional o extranjero. Esta no es una meta ambiciosa. Durante el Gobierno del Presidente Piñera logramos con convicción, en un esfuerzo privado-público, instalar a Santiago entre las 20 mejores ciudades del mundo para emprender según la prestigiosa publicación Startup Genome. Tienen razón los emprendedores regionales cuando dicen que están cansados de diagnósticos. Urge iniciar un trabajo serio con las regiones para dar solución de fondo a sus problemas, retomar las confianzas pérdidas producto de las malas reformas impulsadas por este Gobierno y pasar del diagnóstico a la acción.