Respuesta de eléctrica ante la emergencia
Tratar de eludir la responsabilidad en los cortes de luz por factores ambientales no parece una reacción justa o apropiada en los actuales tiempos.
HASTA MEDIODÍA de ayer lunes, 6.800 clientes se mantenían sin suministro eléctrico. Pese a que Enel Distribución aseguraba que hacia el fin de la jornada se restituiría el suministro en toda la Región Metropolitana, la desconfianza de los usuarios hacia los compromisos de la compañía se hacía notar.
Si bien es cierto que una de las características básicas del clima y de los eventos naturales es su ingobernabilidad, la tecnología sí ha permitido avanzar -con un alto grado de certidumbre- en su predictibilidad.
Por lo mismo -y con los antecedentes conocidos hasta ahora-, la reacción de Enel Distribución ha dejado mucho que desear. Las bajas temperaturas y la probabilidad de nieve en la capital eran un hecho conocido hace, a lo menos, una semana, situación que quita fuerza a las explicaciones dadas hasta ahora por la empresa.
Sin conocer en detalle la operación de la compañía, sí hubiera sido relevante saber con antelación la disposición de cuadrillas de emergencia ante este evento y tiempos de espera acotados ante los cortes: 40 horas sin suministro eléctrico -como han sufrido algunas familias de la capital- dista mucho de ser un tiempo razonable de espera, considerando además las bajas temperaturas que se sintieron en la capital los días siguientes.
Nuevamente un hecho climático excepcional revela la precariedad de los servicios de la capital. Es necesario que las empresas involucradas hagan frente a las críticas con la presentación de planes de contingencia apropiados y factibles ante eventualidades de este tipo. Tratar de eludir la responsabilidad por factores ambientales no parece una respuesta apropiada a los tiempos que corren.