¿Fatiga del diálogo en Chile?
HACE ALGUNOS días realizamos un seminario junto con PULSO para conversar sobre qué significa un diálogo territorial efectivo y cómo hacer de las grandes inversiones no sólo plataformas generadoras de riqueza, sino que oportunidades para el desarrollo de las comunidades donde estas se instalan. Participaban el sacerdote Fernando Montes; Joaquín Villarino, del Consejo Minero; Javier Zulueta, del Ministerio de Energía; el dirigente Mario Orellana y otros actores que lograban representar una gama amplia de intereses. Y aunque todos relevaban la importancia de contar con mecanismos de participación transversales a la hora de tomar decisiones, quedó en evidencia la “fatiga” de la palabra diálogo y la urgencia de hacer las cosas con otro estilo, avanzando hacia un diálogo vinculante. Los proyectos de minería, energía e infraestructura representan 85% de las inversiones y gran parte de ellos se instala fuera de la Región Metropolitana. Son, por tanto, excelentes oportunidades para redistribuir la riqueza. Pero los proyectos en construcción han bajado 36% desde 2013. No quiero decir con ello que debemos crecer a través de cualquier tipo de proyectos, pero sí con inversiones que sean un aporte real a la calidad de vida de los habitantes. Y eso pasa por un diálogo efectivo que permita concertar entre comunidades, gobiernos locales y privados, hacia dónde se quiere avanzar y cómo las empresas pueden aportar. Nos encontramos diseñando una política pública que nace desde la disposición y compromiso de diversos actores, articulados por Valor Minero y con aportes del Ministerio de Economía y Corfo, para avanzar. Conscientes de que sólo la construcción conjunta de una política insertará a nuestro país en el escenario en el que necesita estar, hoy hacemos una invitación a revitalizar el diálogo.