Liderazgo con compromiso ético
A las empresas se les pide no sólo cumplir la legalidad, sino promover altos estándares éticos y una visión de negocios sostenible.
LA EMPRESA es el principal motor del desarrollo y el crecimiento del país. Del éxito de ella depende en buena parte la superación de la pobreza, la continua mejora en la calidad de vida y el bienestar de las personas, y mover a Chile en su conjunto en la dirección del progreso.
Sin embargo, sabemos que la crítica a las empresas es dura, que el desafío y la exigencia social nos están tensionando. La brecha entre el desempeño de las compañías y las expectativas ciudadanas, amplificada por los graves casos empresariales de los últimos años, ha ayudado sin duda a generar el actual clima de desconfianza que amenaza tanto a las empresas como a la sociedad.
Este no es un problema comunicacional, sino un desafío que apunta directo al corazón de cómo entendemos el hacer empresa y el rol que esta tiene en la sociedad.
Dada la complejidad del mundo de hoy, desde hace un tiempo ya no sólo importa qué se hace, sino cómo se hacen las cosas. En esta economía global interconectada e híper transparente, muchas veces no tenemos claridad sobre las mejores direcciones en las cuales debemos avanzar para enfrentar mejor estos desafíos.
Por eso, debemos abordar con humildad nuestras debilidades, compartir aprendizajes, diseñar en conjunto los caminos para hacernos cargo de lo que el país espera y necesita de nosotros, y construir los nuevos mapas éticos que serán el punto distintivo y de sustentabilidad de nuestras organizaciones.
Hoy a las empresas se les exige no sólo cumplir con la legalidad, sino promover altos estándares éticos y mantener una visión de negocios sostenible y de largo plazo. Sin esto, arriesgan su licencia social para operar.
Pero el desafío no es de cada empresa por sí sola, ya que en un mundo hiperconectado lo que hace o deja de hacer una de ellas tiene impacto en la comunidad empresarial y en la sociedad como un todo. Por ello, las empresas requieren trabajar mancomunadamente en elevar sus estándares, basándose en principios claros y en un sentido del bien común que sea compartido y valorado por sus grupos de interés.
Aquí es donde el rol de los líderes empresariales resulta crucial: forjar un claro tono ético desde la cima de las organizaciones, demostrando compromiso con las mejores prácticas y el desarrollo sustentable. Las empresas, en sus prácticas y relaciones, deben ser el reflejo de los valores y expectativas de sus directivos.
SON ELLOS los que deben buscar respuestas a las grandes preguntas de estos tiempos: ¿cómo responder a las expectativas que la sociedad tiene? ¿Cómo disminuir los riesgos legales y éticos? ¿Cómo abordar los errores, una vez ocurridos? ¿Cómo relacionarse colaborativamente con otras empresas? ¿Cómo pasar entonces de las declaraciones a la acción?
Las palabras inspiran, es cierto, pero urge concretar. Un primer camino para lograrlo es minimizar la posibilidad de que surjan nuevos casos de malas prácticas: los programas de cumplimiento, por ejemplo, se hacen cargo de prevenir y detectar posibles transgresiones a las leyes y/o normas. Pero el compliance como checklist es insuficiente. Un camino complementario es inspirar a las personas a actuar con sentido ético, es decir, con conciencia.
Para ello, más que un arquero que ataje los goles, se requiere de un entrenador del equipo, que lidere a todo el plantel en torno a objetivos y valores claros, valiéndose de programas sistemáticos fundamentados en la dignidad de las personas, el bien común y, por supuesto, la misión de la propia empresa.
Esta es la gran motivación de la Fundación Generación Empresarial para participar junto con la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) y Virtus Partners en el encuentro con los principales empresarios de Chile en Las Majadas de Pirque, donde esperamos motivar con estas preguntas y propuestas, y trabajar en conjunto las respuestas y la acción para avanzar en una cultura de integridad que cambie a las empresas, a nosotros mismos y a Chile entero, para mejor.