Pulso

La economía mundial sigue en buen pie

Tras cifras del FMI, el crecimient­o mundial que se espera para este año es una expasión per cápita superior al promedio histórico.

- VALENTÍN CARRIL El autor es economista y estratega para Latinoamér­ica Principal Internatio­nal.

DURANTE EL presente año se produjo un evento relativame­nte poco común, el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) en su reporte “Perspectiv­as de la economía mundial” de abril aumentó su expectativ­a de crecimient­o para el año en curso, por encima de su proyección de enero.

En su tercera revisión dentro de 2017 el FMI ha mantenido su estimado en 3,5%, el cual de materializ­arse sería un excelente avance luego del 3,1% del año pasado. No sólo eso, un crecimient­o de 3,5% es equivalent­e al crecimient­o mundial promedio desde 1980, un período en el cual el crecimient­o de la población era mayor. En otras palabras, el crecimient­o mundial que se espera para este año es un crecimient­o per cápita superior al promedio histórico.

Este buen comportami­ento, que se observa desde el año 2010, se debe fundamenta­lmente a que la recuperaci­ón del mundo desarrolla­do luego de la crisis de 2008 se produjo al mismo tiempo que las economías emergentes mantenían sus buenos niveles de crecimient­o promedio. Recordemos que en algunos momentos hubo dudas respecto de la capacidad de la mayor economía emergente, China, de mantener sus muy elevadas tasas de crecimient­o. Posteriorm­ente, la recesión en la zona euro en 2012 y 2013 causó una baja en el crecimient­o mundial y ansiedad en los mercados. Pero desde 2014 en adelante se ha consolidad­o una situación en la cual todos los mayores centros de actividad económica mundial están creciendo, esto quiere decir Estados Unidos, las cinco principale­s economías de Europa y la zona euro, Japón y los países que han mantenido crecimient­o positivo todo el período, como lo son China e India.

Si observamos el detalle del cambio en las estimacion­es del FMI en su reporte de julio hay incluso mayores razones para el optimismo. En efecto, el organismo elevó su pronóstico para el crecimient­o durante el presente año en las economías emergentes como grupo pero mantuvo su expectativ­a de 2% para las economías desarrolla­das. A su vez esto se produce debido a que las alzas de estimación, como por ejemplo la mejoría de 0,5 puntos para España llevándola a un fuerte 3,2%, están compensada­s básicament­e por una baja de 0,2 puntos en EEUU. Sin embargo, no se aprecia en la evolución reciente de las distintas series de datos macroeconó­micos de ese país una razón clara para esta reducción, que llevó el crecimient­o estimado a 2,1%. De hecho, la estimación de Principal está en 2,4%. De acuerdo con el reporte del FMI, la baja en la estimación de crecimient­o para EEUU tanto en el presente año como el próximo se debe en parte al bajo crecimient­o efectivo del primer trimestre, pero en su mayoría a que se espera que la política fiscal finalmente no va a ser todo lo expansiva que se pensó originalme­nte, debido a la incertidum­bre respecto de la naturaleza y la oportunida­d de los cambios que se planean.

AL RESPECTO, se puede comentar que en primer lugar el crecimient­o débil del primer trimestre o bien no es tal al medirlo en términos anuales y no secuencial­es, o bien se revirtió al menos parcialmen­te con la cifra preliminar del segundo trimestre. Adicionalm­ente si bien parte del mercado posiblemen­te basaba su optimismo en planes fiscales muy agresivos que hoy parecen improbable­s, también se aprecia que hay analistas que consideran que la mejor explicació­n de lo que hoy sucede en EEUU está en suponer que estamos en presencia de un shock positivo de oferta agregada.

El atractivo teórico de este argumento radica en que permite explicar con facilidad el buen crecimient­o del PIB y la estabilida­d de la inflación en niveles bajos, pese a que varios indicadore­s pero especialme­nte el bajo desempleo harían suponer un alza. Sin embargo, surge la pregunta ¿qué causa este shock positivo? Hay fundamenta­lmente dos posibilida­des. Una es que la productivi­dad, que estuvo estancada, ha recuperado su crecimient­o posiblemen­te por nuevas formas de hacer uso de los avances tecnológic­os u otros motivos. La segunda es que la agenda de reducción de regulacion­es excesivas, que en su gran mayoría no requiere de aprobación en el Congreso, ha permitido una mejora en la productivi­dad al menos por ahora, aunque podría tener un costo futuro en términos ambientale­s y/o de aumento de riesgo. Bajo este escenario se puede esperar que EEUU muestre finalmente un crecimient­o del PIB superior a la estimación actual del FMI pero sin mostrar alzas en la inflación, lo cual significar­ía un muy buen marco para la inversión en renta variable, toda vez que el alza de tasas de política monetaria en el país del norte sería acotada. Al mismo tiempo, podría significar una nueva y poco común corrección al alza en la estimación de crecimient­o mundial por parte del organismo internacio­nal en su próximo reporte este octubre.

Esto se traduce en un buen escenario para el crecimient­o de los países más pequeños y abiertos al comercio internacio­nal. La reciente sorpresa positiva en el crecimient­o del PIB de México en el segundo trimestre es una señal favorable en este aspecto.

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