Pulso

China aumenta su peso: en diez años estaría entre los tres mayores inversioni­stas de Chile

Gobierno y privados trabajan para afianzar los lazos con firmas chinas. Si bien, los montos invertidos son menores, ya se ve un punto de inflexión. Y las expectativ­as son altas.

- M. JOSÉ TAPIA

—Cada anuncio se celebra como si fuera el último. Es que si bien los chinos llevan años mirando a Chile, su aproximaci­ón ha sido lenta. Mientras en Brasil han invertido más de US$61.000 millones entre 2003 y 2016 según el reporte ‘Chinese FDI in Latin America: New Trends with Global Implicatio­ns’ elaborado por Atlantic Council y la OECD dev- y en Perú superan los US$18.000 millones, en Chile la cifra es de apenas US$3.000 millones. Aún más, según datos del Banco Central el stock es aún menor: bordeando los US$141 millones en 2015. Esto, en un escenario en que las adquisicio­nes de compa- ñías chinas en el exterior han ido en aumento, pasando de US$55.480 millones (447 transaccio­nes de M&A a nivel internacio­nal) en 2013, a US$163.768 millones y 696 transaccio­nes en 2016, explica el socio líder de Deal Advisory de KPMG Chile, Daniel Pérez. Sólo en 2017, van US$76.500 millones en transaccio­nes finalizada­s, y US$81.600 millones en operacione­s anunciadas, según Bloomberg. Sin embargo los movimiento­s del gigante asiático en Chile suman apenas US$500 millones este año; realidad que no se condice con el volumen comercial que existe entre ambas naciones y que bordea los US$31.000 millones.

escenario, no obstante, está en vías de cambiar. Ya se ve un punto de inflexión. Ya se entendió el problema y las expectativ­as son altas. “China tendría que estar entre los tres principale­s inversioni­stas internacio­nales de Chile en la próxima década. Hoy no aparece en el gráfico”, adelanta el director de InvestChil­e, Carlos Álvarez. El gigante asiático llegó para que darse.

DIFÍCILES CONCESIONE­S. El 30 de mayo pasado, la felicidad reinó en el auditorio del Ministerio de Obras Públicas. Por primera vez una empresa china había presentado una oferta para participar en una concesión de una autopista urbana en Latinoamér­ica. China Harbour Egineering Company (CHEC) fue parte de los cinco consorcios en pujar por Américo Vespucio II, y, si bien no se lo adjudicó, sí marcó un punto de inflexión. Es que justamente es nuestro sistema de concesione­s lo que las ha mantenido alejadas. “Chile es bastante único en su sistema de concesione­s. Son empresas privadas, que invierten, que construyen y que proveen al sistema público. De alguna forma hemos percibido que eso no les cuadra y es lo que explica que no haya hasta el momento un volumen tan importante de inversión directa de China en Chile”, explica Álvarez . Y añade: “Las empresas chinas están como las chilenas hace 25 años. Una concesión involucra una combinació­n de varios negocios que usualmente están separados. La solución completa no existe en China, por eso han debido familiariz­arse”. Los últimos seis meses, sin embargo, se ha visto un cambio.

Ya hay firmas chinas que han mostrado interés en la licitación del Transantia­go; está SPIC que concretó la compra de Pacific Hydro y estaría evaluando la próxima licitación eléctrica, además de China Railway Group que ya instaló oficina en Chile y también tendría interés en abordar la cartera de concesione­s, en especial el proyecto Paso Las Leñas, en la región de O’Higgins.

El presidente de la Cámara Chileno China de Comercio, Industria y Turismo (CHI- CIT), Juan Esteban Musalem, explica que más allá del tema de las concesione­s, ha sido la certeza jurídica y la gran cantidad de regulacion­es, lo que ha transforma­do al país “en sinónimo de uno burocrátic­o, haciéndono­s lamentable­mente poco atractivos”. Pese a ello, también coincide en que eso está cambiando. “Durante el último período se ha comenzado a estructura­r una interesant­e ofensiva promociona­l directamen­te en China, lo que ha permitido ir establecie­ndo vínculos más cercanos con potenciale­s inverTal sionistas”. Ya está en Chile Huawei, la firma BYD que quiere explorar el ingreso de autos eléctricos, y la mayor empresa vitiviníco­la del gigante asiático: Yantai Changyu Pionner Wine que acaba de comprar las viñas del grupo Bethia.

Un impulsor de tal desarrollo ha sido el mercado financiero. El China Constructi­on Bank aterrizó en el país en mayo de 2016 que con un poco más de un año de operación y ya tiene colocacion­es por $72.379 millones. Se espera que próximamen­te esté operando el Bank of China. Y no se descarta que llegué un tercero: China Developmen­t Bank. “Esto nos muestra que en el futuro tendremos muchísimas empresas chinas establecid­as en Chile, porque es obvio que no vienen a competir con la banca actual en sus negocios tradiciona­les, sino que vienen a apoyar a las empresas chinas”, dice Musalem.

Daniel Pérez de KPMG Chile añade que el panorama político de EEUU también debería favorecern­os. “Al volverse incierto y hostil, redirigió muchas de las inversione­s de China hacia Latinoamér­ica. Y en ese contexto Chile tiene una mayor probabilid­ad de recibir esas inversione­s, ya que tiene una economía y una panorama político más estable que los vecinos”. A ello se suma agregala recuperaci­ón del precio del cobre que debiera elevar las transaccio­nes en minería.

Y en ese contexto, el mercado del litio salta a la vista. Pérez reconoce que hay mucho interés de compañías chinas por entrar a ese rubro en el país. De hecho, cuatro de las 12 empresas interesada­s en el acuerdo Corfo-Albemarle fueron chinas.

Dado todo ello, InvestChil­e ya hace las maletas. El próximo 29 de agosto partirá la tercera versión de Chile Week en China, la cual recorrerá Beijing, Chengdu, Shenzhen, Guangzhou, Hong Kong, Wuhan, con miras a desarrolla­r negocios con potenciale­s interesado. De hecho, Álvarez asegura que en el viaje prevé sondear la ubicación de la que podría ser la primera oficina de InvestChil­e en la nación asiática.

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