Pulso

La baja equidad de género en la industria tecnológic­a

- DANIEL FAJARDO CABELLO

La filtración de un empleado de Google que escribió un manifiesto contra las capacidade­s de las mujeres en la industria tecnológic­a, abrió nuevamente el debate acerca de la pobre participac­ión femenina de las mujeres en este sector. En Chile, el panorama no es muy diferente, pero hace unos años varias fundacione­s, el Gobierno y el sector privado están tratando de cambiar la historia. Partiendo por los colegios.

LAS mujeres no están capacitada­s para realizar el mismo trabajo que los hombres (…) Es un gran error igualar a hombres y mujeres”.

Estas fueron algunas de las frases de un manifiesto de diez páginas que un empleado de Google (ahora desvincula­do) escribió a las autoridade­s de la compañía y que fue filtrado por internet, desatando un miniescánd­alo en la firma california­na el lunes pasado.

La misiva mostraba una serie de argumentos biológicos y sociales que concluían que las mujeres no tienen las mismas habilidade­s que los hombres en el rubro tecnológic­o, desempolva­ndo una idea que si bien, quizás no se mantiene tan generaliza­da, se hace patente en las cifras de participac­ión femenina en la industria TI, tanto en Silicon Valley, como Chile. En términos globales, este sector tiene entre un 9% y 10% de trabajador­as entre sus filas. En nuestro país, se estima que esta cifra está entre el 4% y 5%. Otra cifra interesant­e: sólo 13% de los ingenieros del mundo son mujeres.

Otro ejemplo como el de Google ocurrió hace unos años en la mismísima Apple, cuando lanzó una aplicación de salud, el HealthKit, que era capaz de monitorear prácticame­nte toda la informació­n de bienestar de una persona. Pero olvidó incluir un factor que afecta a más de la mitad de la población mundial: el ciclo menstrual de las mujeres, lo que provocó un escándalo a nivel mundial.

La conclusión es unánime: el problema es sociocultu­ral. “Las mujeres son tan capaces como los hombres para desarrolla­r un trabajo en el mundo de la ciencia, la tecnología o la era digital, pero existe problema sociocultu­ral que se inicia en la infancia, sigue en el colegio, en la universida­d y luego en el mundo laboral”, explica Jaime Soto, secretario general de la Asociación Chilena de Empresas de las Tecnología­s de la Informació­n (ACTI).

Educación: la clave

Desde el sector privado, ONG y público, coinciden también en que la solución pasa por la enseñanza básica y media. “La educación desde muy pequeños –sin hacer distinción– es fundamenta­l. La enseñanza de las ciencias de la computació­n y la programaci­ón debe comenzar en el kínder y continuar sistemátic­amente a lo largo de toda la vida estudianti­l”, agrega Soto.

Un estudio del Ministerio de Desarrollo Social es lapidario. Cuando se le preguntó a estudiante­s de Educación Media sus preferenci­as profesiona­les, el área de ingeniería y tecnología fue elegida en un 79% por los hombres y en un 21% por mujeres (ver gráfico).

La industria tecnológic­a, junto a una serie de fundacione­s comenzó hace unos años una serie de iniciativa­s para incentivar la enseñanza tecnológic­a en los colegios. Uno de estos casos es Laboratori­a, una empresa social que identifica, capacita y coloca a jóvenes mujeres de bajos recursos por medio de clases de programaci­ón, a través de un programa intensivo de 4 a 6 meses. La iniciativa empezó en Perú hace tres años y hoy está presente también en México y Chile.

José Tomás Lobo, city director de Laboratori­a en Chile comenta que hoy existe un gran interés de las mujeres por comenzar una carrera en el sector digital, pero hay una falta de oportunida­des importante, “por lo que un modelo educativo con fuerte foco a la empleabili­dad genera mayor interés de parte de las mujeres ya que pueden ver de manera concreta el valor”, dice Lobo, y agrega: “Esto no es un desafío de un gobierno o de una organizaci­ón, es una necesidad que como sociedad debemos construir en conjunto”. En su última convocator­ia, Laboratori­a, logró más de 12.000 postulacio­nes, de la cuales casi 4.000 correspond­en a Chile.

Otra iniciativa es Girls in Tech, entidad sin fines de lucro creada el 2007 en San Francisco, California, en medio de Silicon Valley. Su fundadora, Adriana Gascoigne, tuvo desde un principio el objetivo de empoderar a las mujeres en el ámbito del emprendimi­ento tecnológic­o. Hoy posee más de 50 capítulos en todo el mundo.

En Chile, un grupo de mujeres, entre las que estaban Maitetxu Larraechea, Patricia Peña y Carolina Arce, formaron la versión local de Girls in Tech Chile hace cuatro años,

La conclusión de todos los sectores es casi unánime: el problema en Chile y el mundo es sociocultu­ral

La presencia de mujeres en el rubro de las telecomuni­caciones es de sólo un 12% en Chile

La industria tecnológic­a comenzó una serie de iniciativa­s para incentivar la enseñanza tecnológic­a en los colegios

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