¿Qué recibirá el próximo Presidente?
Se hará necesario frenar la incertidumbre jurídica en materia impositiva, con el objeto de que no sigan saliendo capitales y así se retome el nivel de inversión extranjera que tuvimos en el pasado.
SI SE ANALIZAN las recaudaciones tributarias de los últimos años, podemos constatar que la caja fiscal ha estado muy deprimida y, por otra parte, los gastos fiscales comprometidos van en alza, lo que nos lleva a concluir que desde el punto de vista fiscal, el próximo Gobierno tiene una tarea titánica.
Los compromisos de gasto en materia de educación, salud, jubilaciones y gasto social están en alza en casi todos los programas políticos, y la recaudación tributaria, en algún caso se incrementará, en otro se mantendrá y en otro se reducirá, pero sea cual sea la posición, pareciera que es imposible cumplir con los compromisos si no se crece de manera más agresiva, y no se moderan las promesas que se nos han hecho.
En efecto, la recaudación desde el año 2013 a la fecha, medida en dólares, se ha reducido en casi US$11.000 millones, y es inferior en más de US$18.000 millones a lo esperado. Todo esto pese al incremento de tasas de 20% a 24%, y a los ingresos extraordinarios producto de la regularización de inversiones en el exterior, que generó una recaudación de US$1.500 millones, y del pago sustitutivo al FUT que generó US$867 millones en 2015 y 2016, y US$1.314 millones en 2017.
Adicionalmente, si analizamos los impuestos recaudados por la regularización de inversiones en el exterior, hay US$18.000 millones que contribuyentes residentes en Chile pueden retornar libres de impuesto, y por el lado del impuesto sustitutivo al FUT hay a lo menos US$15.000 millones registrados como ingresos no renta, sumas que pueden ser libremente retiradas por los contribuyentes finales.
En términos simples, hay más de US$33.000 millones de ingresos no tributables que permitirán a socios, accionistas de empresas, o contribuyentes de impuesto global complementario o adicional, retirar estas sumas, sin tributar con los impuestos finales, lo cual reducirá la recaudación por los próximos años a nivel de personas naturales de altos ingresos, con lo cual el uso del 65% del crédito del impuesto de primera categoría, sólo afectará a los ingresos medios.
Por otra parte, se hará necesario frenar la incertidumbre jurídica en mate- ria impositiva, a objeto de que no sigan saliendo capitales desde Chile, y podamos retomar el nivel de inversión extranjera que tuvimos en el pasado.
Chile no será competitivo si las definiciones tributarias no se encuentran claramente reguladas en la ley, se dictan instrucciones que llenan vacíos legales, se califican operaciones no reguladas en la ley como actos gravados, o se sobrecarga al contribuyente con requerimientos administrativos que copan su tiempo en lugar de dejarlo emprender.
Tampoco habrá certeza y seguridad si los tribunales de justicia no resuelven las controversias de manera rápida y justa, siendo “vistos y se confirma” a favor del SII la regla general, al no existir especialistas en la materia en los tribunales superiores de justicia.
Dada esta realidad, será necesario evaluar cuidadosamente los programas presidenciales, ya que no sólo será necesario controlar el gasto, sino que se deberá incentivar el crecimiento de la economía, y el consumo, aumentando así la recaudación por impuesto a la renta de las empresas e IVA. Se deberá poner énfasis en otorgar certeza al ciudadano, tanto en las resoluciones del SII, así como de los tribunales superiores de justicia.
Si no volvemos a ser un país ordenado en estas materias, nunca llegaremos al desarrollo al que tanto aspiramos.