Mejora pese a crisis eléctrica
En junio del 2016 sólo un 20% de los consumidores ciudadanos evaluaban positivamente a las empresas, un año después, la aprobación es del 43%. Al parecer, las colusiones y el financiamiento ilegal de la actividad política está sufriendo un punto de quiebre en el imaginario de los chilenos, una buena noticia, sin duda.
A su vez, se podría hablar de una cierta madurez del cliente como tesis; ya que a diferencia del pasado, este ha sido capaz de separar los sectores industriales en sus evaluaciones, no metiéndolos en una mismo “saco”. La evidencia empírica de lo descrito es Enel y el sector eléctrico, que en la presente medición bajó en ocho puntos porcentuales. El 91% de la población consideró que los cortes de energía eléctrica fueron una situación grave o muy grave; achacándole la responsabilidad a la falta de gestión del gobierno en la supervisión, como a Enel el recorte de costos en las mantenciones y su consecuente impacto en el corte.
Nada de esto contaminó a las otras industrias y servicios, como ocurría, el fenómeno se encapsuló básicamente en Enel, quien pagó los costos reputacionales y políticos de la crisis.
Sin lugar a dudas, la deficiente gestión comunicacional y operativa le asestó un daño irreparable a la distribuidora eléctrica en su credibilidad, así lo considera el 35% de la población. Un 73% cree que los mecanismos compensatorios son definitivamente regulares o muy malos, solo un 28% mantiene una evaluación positiva de la compañía.
En un año electoral, los equipos de campaña de cada candidato presidencial están sedientos de insumos informativos (contenido) que les den puntos de rating electoral. Por lo que no debe quedar la menor duda, de que se viene una reforma en la manera en que son administradas las empresas distribuidoras de energía. Para muestra un botón, el 91% considera que se debe discutir una reforma al sector. Lo que se suma a las AFP, Isapres y otras organizaciones que cumplen no solo un rol productivo, sino que también de servicios públicos básicos.
La gestión de las empresas, en razón de la coyuntura eleccionaria, puede derivar en cambios profundos para estas, si situaciones como la señalada, son mal administradas, como sucedió en este caso.