Regulación de techos y mejor ciudad
EL SIGNIFICATIVO aumento demográfico en las últimas décadas abre la imperativa necesidad de adaptar nuestra ciudad a su nueva densidad poblacional, con soluciones sustentables, amigables con el entorno y con la suficiente “visión” para proyectarlas en el largo plazo. Uno de los pasos más urgentes es cambiar la regulación de los techos y avanzar hacia el desarrollo de áreas verdes, quinchos, miradores y terrazas. Una parte importante del ambiente urbano que tenemos depende del marco jurídico regulatorio. Un camino deseable es alcanzar una institucionalidad urbanística que reconozca a la parte superior de los edificios con una naturaleza y una regulación propias. Sin embargo, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en julio de 2016, dictó la norma DDU 316 que señala que las azoteas deben entenderse incluidas en las restricciones que impone la Ley General de Urbanismo y Construcciones. Asimismo, la norma indica que los quinchos, salas de reuniones y otras áreas que permitan recibir a grupos de personas, como pueden ser las terrazas techadas, deben considerarse como un piso más del edificio. El Ministerio de impone tal nivel de restricciones a la existencia de terrazas en los edificios que, en los hechos, las prohíbe, empobreciendo el ornato y la belleza de nuestras ciudades. Con este criterio, por ejemplo, la reconocida Casa Mila de Gaudí en Barcelona no habría podido construir sus famosas terrazas. En Chile urge un estatuto especial, que no sólo permita las terrazas, sino que fomente los techos verdes por la vía, por ejemplo, de aumentar el índice de constructibilidad.