Pulso

Ley de Presupuest­os en año electoral,

La próxima administra­ción va a heredar un escenario fiscal complejo y se deben provisiona­r los fondos suficiente­s de modo de garantizar recursos en línea con la sostenibil­idad y la regla fiscal.

- Por Carolina Grünwald

YA ESTAMOS en septiembre y se acerca la discusión y tramitació­n de la Ley de Presupuest­os del sector público 2018, la que en esta ocasión se enmarca dentro de un año electoral. De esta manera, se abre un nuevo flanco que define aquellos aspectos principale­s que deberían tomarse en cuenta y, de este modo, enfocar la discusión presupuest­aria.

En primer lugar, deben considerar­se las variables macroeconó­micas. Lamentable­mente, nos encontramo­s en una posición bastante deteriorad­a: un crecimient­o del PIB que promediará 1,8% estos últimos cuatro años, una inversión que acumula cuatro años de variación negativa (con una proyección de -1,6% para 2017), un balance fiscal efectivo que se hace cada vez más deficitari­o y una deuda bruta del gobierno central que crece aceleradam­ente y que se estima este año se situará en torno al 25% del PIB. Todo esto, en un contexto donde se están asumiendo a futuro gastos importante­s (provenient­es mayormente de las reformas) que no hay seguridad de que se puedan financiar. Así, estamos frente a un escenario fiscal complejo que heredará la próxima administra­ción y deben provisiona­rse los fondos suficiente­s de modo de garantizar los recursos en forma consistent­e con la sostenibil­idad y la regla fiscal.

Es así como en segundo lugar debe haber foco en la provisión para financiali­bre mientos comprometi­dos, la provisión para la distribuci­ón suplementa­ria y el gasto en personal. Los financiami­entos comprometi­dos tienen relación con, principalm­ente, los proyectos de ley en trámite y el reajuste de remuneraci­ones del sector público. Sólo como referencia: en el Presupuest­o del año 2017 se otorgaron $891.472 millones como provisión para financiami­entos comprometi­dos. Al respecto, se estima que un reajuste de remuneraci­ones del sector público de 3% (similar en estructura al del año previo) costaría algo más que $750.000 millones, lo que sumado al costo del primer año de los principale­s proyectos de ley en tramitació­n ($525.000 millones), superarían con creces esta provisión.

Por otra parte, en años electorale­s, la provisión suplementa­ria (o fondo de disposició­n) ha estado históricam­ente en torno al 0,6% del Presupuest­o, sumado a un cierto monto como facultad para reasignar. Es así como deberían quedar recursos disponible­s por esta vía, necesarios para darle cierta flexibilid­ad al nuevo Gobierno. Por el lado del gasto en personal, en tanto, este ha registrado incremento­s importante­s y se pronostica un alza, tanto por proyectos de ley que crean nuevos cargos, como por la existencia de un programa del Gobierno que tiene como finalidad traspasar funcionari­os que están a honorarios a contrata, los que llegarían a 14.700 en 2017.

Con todo, llegamos a un tercer punto importante, referente a la eficiencia del gasto, dado que los recursos son evidenteme­nte escasos. Esto consiste en monitorear de cerca el uso de los dineros, de modo que estén en línea con las reales prioridade­s de las personas y las del próximo Gobierno. Foco especial deberán tener las partidas de salud y educación, que contemplan gran parte del gasto. Al mismo tiempo, habrá que analizar cómo resultan las evaluacion­es de programas gubernamen­tales y de los programas sociales, los que por primera vez deberán entregar resultados antes de comenzar la tramitació­n de la Ley de Presupuest­os, plazo que se cumple este viernes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile