Cambios en Banco Central
La autoridad monetaria decidió reducir el número de reuniones de política, lo que traerá una serie de beneficios asociados. Es sin duda una modernización de la institución.
AL PRESENTAR el Informe de Política Monetaria (IPoM) la semana pasada, el Banco Central también formuló un relevante anuncio acerca de la forma en que entregará desde 2018 en adelante su información. El instituto emisor hará ocho y no doce reuniones de política monetaria (RPM), estas se extenderán por dos días, y además cuatro de ellas se vincularán de forma inmediata con los IPoM. La primera del nuevo sistema ha quedado fijada para los días 31 de enero y 1 de febrero del año próximo.
No se trata sólo de reducir las citas, sino de hacerlas más completas e integrales, con el propósito de que sus señales sean vistas como más prolongadas en el tiempo. La opción del ente rector -hasta ahora- no detecta reparos, ya que se inscribe dentro de una tendencia más global. Según el vicepresidente del Banco Central, Sebastián Claro, menos RPM no sólo mejoran la calidad y densidad del análisis, sino que además introducirán una reducción de ruido sobre la tasa de política monetaria y el exceso de discusión de coyuntura que conlleva la RPM mensual. Obviamente que en Chile el BC sea autónomo estimula que sus decisiones animen el debate económico con una intensidad que no se observa en la experiencia comparada de otros países. En este contexto también es relevante que el ente rector haya fijado un plazo para entregar sus actas completas. La medida del BC moderniza la información, reduce volatilidades e inestabilidades, y es una nueva muestra de la conveniencia de su independencia.
De esta manera, el Banco Central dio un paso relevante para acercarse a las prácticas de los principales bancos centrales del mundo. De hecho, la Reserva Federal tiene en esta materia una política similar.