¡¡ Vuelve vuelve Ceniciento !!
horas enteras convenciendo a la Madrastra de que llamara a Ceniciento y lo hiciera volver. Pero ella era muy orgullosa y dudaba. A veces estaba convencida, pero venían las hermanastras y la daban vuelta. Eso pasó muchas veces. Al final las hermanastras armaron un cahuín, le echaron la culpa a los pingüinos y el Ratón y sus amigos tuvieron que irse de la casa. “Ceniciento era bueno, pero no a cualquier costo” dijo la Madrastra. El Ratón fue reemplazado por un pato blanco, también de anteojos. Le gustaba hacer analogías, siempre relacionadas a los patos y también a las patas: las patas peladas y los patines, las patas buenas y las patas malas, los países subsaharianos donde se caían los patos asados.
Fue curioso lo que pasó. Lo primero que el Pato Blanco dijo fue: “Vuelve vuelve Ceniciento. Ceniciento, Ceniciento, Ceniciento”. Según todos pensaban, el Ratón Pelado de Anteojos se había tenido que ir por defender a Ceniciento…pero el Pato Blanco lo llamaba de vuelta como un chamán.
Y se produjo una cosa increíble. Todos se acordaron de Ceniciento y empezaron a llamarlo también. Los amigos del papá de Ceniciento lo llamaban. Los amigos de la Madrastra lo llamaban. Hasta las hermanastras empezaron a decir que Ceniciento era muy noble y muy bueno (aunque, en realidad, pensaban otra cosa).
Y al final, al escuchar tanto lamento y tanto cariño, Ceniciento, que era enfermo de fiel y quería mucho a su Reino y a su casa, empezó a pensar en volver.P