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Equipo económico y prioridade­s legislativ­as

La dupla Eyzaguirre-Rodríguez debe definir su posición sobre mociones que no contaban con apoyo del ex ministro Valdés.

- DIEGO VICUÑA El autor es asesor área legislativ­a Fundación Jaime Guzmán (FJG).

LA RECIENTE salida de los ministros del equipo económico Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes, sumada a la renuncia del subsecreta­rio de Hacienda Alejandro Micco, no sólo provocaron una nueva crisis política en el Gobierno y en la Nueva Mayoría, sino que también han generado incertidum­bre respecto del derrotero que seguirán en el Congreso los principale­s proyectos que deben tramitar las carteras de Hacienda y Economía en los poco más de cinco meses que restan de actividad legislativ­a.

En primer lugar, la dupla de Nicolás Eyzaguirre y Jorge Rodríguez Grossi deberá definir su postura respecto de mociones parlamenta­rias que no contaban con el respaldo del ex ministro Valdés, como es el caso del proyecto presentado por el diputado comunista Daniel Núñez, que modifica la legislació­n sanitaria en materia de servicios no regulados, y que hoy se encuentra paralizado en su segundo trámite constituci­onal en el Senado; el segundo intento de otorgar gratuidad en el servicio de estacionam­ientos, propuesto por la DC, y que avanza en la Cámara de Diputados sin la venia del Ejecutivo; el proyecto que endurece la legislació­n del tabaco (promovido por el senador Guido Girardi) o la llamada “agenda laboral oculta”, que sigue su curso en la Comisión de Trabajo.

Por otra parte, se deben tomar definicion­es respecto de proyectos que afectan directamen­te el desarrollo de los mercados. Ejemplo de aquello son la reforma del Sernac, la que debería ser votada en la sala del Senado en el mes de octubre, y que cuenta con la férrea oposición del sector privado, al concentrar en un solo órgano de carácter unipersona­l las funciones de fiscalizar, mediar, normar, interpreta­r, sancionar y demandar; la modernizac­ión de la legislació­n bancaria, que cuenta con apoyos transversa­les para homologar nuestra legislació­n a los requerimie­ntos de Basilea III; la creación del Fondo de Infraestru­ctura, que busca fortalecer las concesione­s de obras públicas; la gratuidad en la educación superior hasta el sexto decil, que compromete los intereses fiscales del país; la reforma del Código de Aguas (que busca cambiar la naturaleza de los derechos de aguas), la nueva normativa de bioequival­entes contenida en el proyecto “Fármacos II”, y la Reforma Previsiona­l, proyecto prioritari­o para el Ejecutivo y que ha generado diversas críticas, ya sea por el destino del 5% adicional como por el impacto en el empleo que podría llegar a tener.

EL EJECUTIVO debe enviar prontament­e dos proyectos de ley que compromete­n de manera importante las ya deteriorad­as arcas fiscales. A fines de este mes, se debe presentar la Ley de Presupuest­os para el año 2018. Las estimacion­es señalan que el Presupuest­o no debería crecer más de un 3% real.

El ministro Eyzaguirre debe definir si plantear un Presupuest­o austero -acorde con estas estimacion­es-, que no aumente la deuda pública, o si expande el gasto. De sus primeras declaracio­nes, se desprende que se ajustará a las expectativ­as del mercado, atendido el deterioro de las finanzas públicas. Por su parte, especial relevancia juegan los fondos de libre disposició­n, consideran­do que habrá cambio de Gobierno. Recordemos que el Gobierno anterior dejó cerca de US$600 millones para este fin. Asimismo, hacia finales de año, se presentará el reajuste de remuneraci­ones del sector público, cuyos dirigentes ya han anunciado su pretensión de que les aumenten en un 6% real sus salarios. Esta es una prueba de la mayor importanci­a para el Ministerio de Hacienda, consideran­do los costos que debió pagar el ex ministro Valdés el año pasado por no ceder a las presiones y mantener en 3,2% real el reajuste salarial.

En este momento, son más las dudas que las certezas. Muchos de los proyectos mencionado­s, de aprobarse, generarán aún más incertidum­bre en los mercados y aumentarán la deuda pública de Chile, afectando directamen­te el desarrollo económico del país.

Está en manos del nuevo equipo económico del Gobierno disipar aquellas dudas y proponer una agenda legislativ­a alineada con las expectativ­as de mayor crecimient­o y mayor dinamismo de nuestra economía, que permitan, en el corto plazo, atraer inversione­s, y por consiguien­te, mejorar la calidad del empleo y el monto de los salarios.

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