Pasar del 24/7 al 7/24
CUANDO PIÑERA en 2010 instaló como gran virtud la idea de los trabajadores 24/7, lo que hizo fue proclamarse a favor de algo contra lo que la humanidad ha luchado por siglos: la esclavitud. Los chilenos hemos dado muestras de una tremenda capacidad de trabajo y compromiso. Ahora nos toca aprender a descansar, y no podemos permitir que un iluminado nos emboline la perdiz y transforme la inmoralidad de la explotación absoluta (trabajar 24 horas siete días a la semana) en símbolo del compromiso. Debemos exigir que se respeten los compromisos no sólo en las cortes internacionales, sino también y sobre todo en la relación entre empleados y empleadores. Pro-familia somos los progresistas que creemos que es en la calidad del tiempo libre donde se juega el futuro de nuestra patria, porque es ahí donde la familia se forma. He recorrido Chile, y cuando hablo de jubilación con adultos y jóvenes, una de las frases que más se repite es “jubilar es morir”. Por eso propongo, por un lado, la imperiosa y poco popular necesidad de extender la vida laboral, y posponer en tres años la edad de jubilación, y subir la edad de jubilación de las FFAA en diez años. Eso sí, siempre y cuando avancemos hacia un sistema de reparto solidario. Es esta, junto con varias otras medidas referidas a la administración de los fondos de pensiones, la única forma de arreglar nuestras pensiones. Pero, además de hacer respetar los contratos y derechos laborales, propongo que pasemos de la esclavitud del 24/7 al bienestar del 7/24 y que reduzcamos en una hora el horario laboral. Los estudios demuestran que una hora menos de trabajo aumenta la productividad y la salud de los trabajadores. Trabajar menos para producir más y más felices es la consigna. Tener y aprender a disfrutar del tiempo libre, de una obra de teatro, de un libro, de un trote, o de un chacarero y una pilsener con los amigos, nos hará más productivos y felices. Porque ser feliz también es hacer patria.