Pulso

Gasto público en retirada,

Deberíamos observar en el Congreso una discusión respecto de la composició­n del gasto público entre gasto corriente y capital.

- Por Jorge Selaive

EL PRESUPUEST­O de 2017 se elaboró con un supuesto de precio promedio del cobre de US$2,2 la libra, cifra que obviamente no considerab­a el alza reciente del metal que lo llevará a promediar US$2,76 la libra. Con todo, el Presupuest­o tampoco considerab­a la huelga de Escondida y la posterior merma en producción, a lo que se suman otros supuestos, como un tipo de cambio de $700 o un crecimient­o de 2,25%, que no se cumplirán, impactando negativame­nte los ingresos fiscales.

La nueva estimación de precio de cobre de largo plazo correspond­e al promedio de los próximos diez años estimado por un grupo de quince expertos independie­ntes (17 menos el máximo y el mínimo) e implica una relevante corrección al alza respecto de la última consulta en agosto del año pasado, en que se estimó un precio de US$2,56 la libra en moneda de 2017 o respecto de US$2,62 la libra en moneda 2018, comparable directamen­te con la estimación más reciente. Con este resultado, queda en evidencia la alta dependenci­a que tiene este valor clave para el Presupuest­o de la situación de corto plazo, aspecto que debería discutirse en el futuro, para consensuar una metodologí­a que le entregue mayor estabilida­d, de manera que constituya un verdadero referente de largo plazo y dependa menos de la situación coyuntural del mercado del cobre. Cabe destacar que como innovación en esta consulta, este año se renovó prácticame­nte un tercio del grupo de expertos.

El mayor precio del cobre significa del orden de US$820 millones de mayores ingresos estructura­les en 2017 y US$850 millones en 2018, lo que representa aproximada­mente 0,3% del PIB en cada año. El impacto de cada centavo de dólar adicional de precio del cobre sobre los ingresos estructura­les podría parecer elevado, sin embargo, esto es consecuenc­ia de que al estar el precio de referencia del cobre por sobre el promedio del año, los ingresos por cobre tienen una mayor participac­ión en los ingresos estructura­les que en los efectivos. Por otro lado, el menor crecimient­o tendencial significar­á menores ingresos estructura­les por unos US$765 millones en 2017 y US$1.100 millones en 2018.

La combinació­n de mayor precio de referencia del cobre y menor PIB tendencial prácticame­nte se anula en 2017, pero reduce en 0,1% del PIB las estimacion­es de ingresos estructura­les y los espacios para el crecimient­o del gasto en 2018.

Sumados a los mayores recursos que entregará la Reforma Tributaria el próximo año y la meta de convergenc­ia del balance estructura­l, dan como resultado un gasto público que podría llegar a expandirse algo sobre 4% real.

EN CONSECUENC­IA, observar un Presupuest­o 2018 con una expansión significat­ivamente inferior a esa cifra sería una gran oportunida­d para avanzar de forma más acelerada en la convergenc­ia del déficit estructura­l dando muestras claras de austeridad y responsabi­lidad fiscal, a las que se deberían sumar los necesarios ajustes a la institucio­nalidad fiscal que se ven indispensa­bles para el próximo Gobierno.

Un tema que ha generado algún debate es la magnitud del fondo de libre disponibil­idad. Desde el Presupuest­o de 2006, el monto de libre disponibil­idad ha sido equivalent­e a entre 1 pp. y 1,2 pp. del gasto presupuest­ado. Para mantener esa proporción que parece hacer justicia con la historia y la necesaria discrecion­alidad que debe tener el gasto público de cada nueva administra­ción, el monto tendría que ascender a algo entre US$660 millones y US$800 millones.

Pasando los escollos de un gasto público acotado, con un monto de libre disponibil­idad acorde con la historia reciente, deberíamos ver una interesant­e discusión en el Congreso respecto de la composició­n del gasto público entre gasto corriente y capital. Sin duda los compromiso­s adquiridos durante los últimos años, en conjunto con un aparente aumento en el tamaño del Estado y las dificultad­es evidenciad­as en la ejecución, hacen complejo focalizar el gasto en inversión pública. Sin embargo, es este último el que puede colaborar de manera más clara hacia mejoras en productivi­dad si apoya las cadenas productiva­s privadas. Es esperable entonces un esfuerzo por mejorar la eficiencia del gasto dándole espacio a la anhelada inversión pública.

Finalmente, la reflexión es respecto del crecimient­o del gasto público en los años de la próxima administra­ción. Bajo un mejorado marco para la definición de la regla de balance cíclicamen­te ajustado, es esperable una menor influencia de la coyuntura en los parámetros claves, generando una menor prociclici­dad en el gasto público. En ese escenario, aquello sería un nuevo ingredient­e para que el gasto público tenga un dinamismo sustantiva­mente inferior al observado durante los gobiernos de Lagos, Bachelet I, Piñera y Bachelet II, marcando el Presupuest­o 2018 el inicio de este menor dinamismo. A pesar de lo anterior, falta bastante aún para dejar atrás los déficits fiscales.

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