Empresas: facta versus verba
LAS ORGANIZACIONES deben gestionar y administrar hoy el escenario del mañana. El contexto en que se mueven las empresas es cada vez más dinámico y complejo: con una sociedad cada vez más empoderada y, al mismo tiempo, que siente una creciente desconfianza hacia las instituciones (y eso incluye, obviamente, al empresariado). En medio de este panorama, se hace cada día más clave la existencia de una estructura que permita a la empresa construir legitimidad para operar el negocio en el corto, mediano y largo plazo. En otras palabras, se trata de aprender a manejarse desde un contexto en permanente cambio, donde el compliance se ha convertido en un tema higiénico para dar cabida a la gestión del riesgo reputacional desde un lugar de anticipación. Basta con comparar los discursos de las empresas versus su estructura organizacional, su cultura y sus planes de inversión. Ahí se ve un gap nada despreciable entre lo que se dice y lo que efectivamente se hace. Cada día se hace más evidente que se avecinan nuevos tiempos para las organizaciones y empresas. Sin embargo, la velocidad con que se acerca esa nueva realidad no se condice con los cambios que han tenido las compañías en su estructura organizacional y en su estrategia corporativa. Las organizaciones nos movemos en un mundo donde prima la incertidumbre y faltan las certezas, pero si algo es seguro es que nos enfrentaremos a escenarios de controversias. Teniéndolo en cuenta es que tenemos que saber manejar y administrar ese desafío. La anticipación es la única solución. Es clave contar con una estructura que permita contar con personas que sepan escuchar y advertir las señales que nos entrega el entorno, de manera que podamos estar preparados y hacer de este cambio constante una oportunidad. El problema presenta una oportunidad de mejora, ya que muchas organizaciones dicen estar conscientes de esto, pero pocas han hecho los cambios suficientes para adaptarse.