Corfo: reviviendo empresas estatales
EL DIABLO está en los detalles, es la frase que mejor describe el insípido presupuesto de Corfo para 2018. Y es que, por medio de una glosa presupuestaria que le transfiere US$260 millones, la corporación intenta revivir a la empresa pública Sacor, creada hace más de 50 años con fines agrícolas, que no tiene actividad desde 2004 y que se encuentra en proceso de disolución. El objetivo es transformar a Sacor desde una empresa con giro agrícola a una con fines financieros, para que administre el programa de garantías crediticias de la corporación. Los millonarios recursos transferidos equivalen a cerca del 70% del presupuesto anual que se asigna a la institución (en transferencias corrientes) para promover el emprendimiento e innovación. La propuesta tiene dos graves problemas, de forma y fondo. Los problemas de forma, en primer lugar, porque se utiliza el “chasis” de una empresa pública. Se propone transferir millones de dólares a esta empresa, desconociendo cuál será su gobierno corporativo y estructura organizacional. Con respecto a los problemas de fondo, la pregunta es cómo bajo el alero de la empresa agrícola Sacor, los programas de garantía van a mejorar el impacto para el cual fueron creados, es decir, generar más y mejores condiciones de financiamiento para las pymes. Desde 2012 existe un proyecto de ley que busca unificar los programas de garantías estatales operados por Corfo y Fogape del Banco del Estado. Este proyecto buscaba, entre otras materias, que fuera una sola entidad la que administre los programas estatales, aprovechando sinergias y eficiencia, con mecanismos que permitieran generar más y mejores oportunidades de financiamiento para las pymes. Ambos objetivos necesarios de los cuales la propuesta de revivir a la empresa agrícola Sacor para que opere programas financieros, no se hace cargo.