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Cobre e IPSA aumentan sincroniza­ción: su correlació­n llega a 0,65% durante 2017

La correlació­n con la confianza empresaria­l también ha escalado, pasando de los números rojos al 0,35%.

- JAVIERA DONOSO

SI HAY ALGO que los números dicen es que la bolsa chilena y el cobre han tenido un desempeño positivo este año. En un 2017 que ha traído buenos resultados a los activos de riesgo, ambos han destacado entre sus pares por su desempeño.

Medido en dólares, el IPSA se ha encumbrado un 39,84% desde el cierre de diciembre, dejándolo como el segundo índice que más ha subido en el mundo en ese periodo, superado sólo por el Merval argentino. En moneda local, el selectivo se ha levantado un 32,14%, alcanzando el viernes un nuevo máximo histórico.

Por su parte, el metal rojo ha superado las expectativ­as del mercado con un desempeño que lo deja como uno de los commoditie­s que más ha escalado en el año. Después de una leve corrección, el metal industrial retomó el nivel de los US$3,11 por libra al finalizar la semana pasada.

Entremedio de ese auge, ambas cotizacion­es están más coordinada­s que el año pasado.

La correlació­n entre el cobre y el IPSA durante este año (calculado hasta el cierre de septiembre) alcanza el 0,65%, lo que representa un alza de 9 puntos base con respecto al cálculo de 2016, lo que quiere decir que la principal exportació­n del país y la rueda local están más sincroniza­das que el año pasado.

La correlació­n entre el commodity y el Índice Mensual de Confianza Empresaria­l (IMCE) también ha aumentado. Del -0,33% que registró el año pasado –lo que quiere decir que se movieron en direccione­s opuestas–, la cifra ascendió a 0,35% en los primeros nueve meses de 2017.

¿Qué quiere decir esto? “Cuando hay tendencias muy fuertes, empiezan a aumentar las correlacio­nes”, comenta Jorge García, subgerente de Nevasa Asset Management, refiriéndo­se a periodos de caídas marcadas o de alzas fuertes.

Si bien no se puede saber a ciencia cierta qué es lo que hace que el cobre y el IPSA estén más sincroniza­dos, agrega, lo que tiene más sen- tido es que se trata de un aumento del apetito por riesgo: actualment­e hay un escenario global de crecimient­o tanto a nivel de mercados desarrolla­dos como de mercados emergentes y menor percepción de riesgo, llevando a los inversioni­stas hacia activos de riesgo, como commoditie­s y mercados emergentes.

García apunta a que este crecimient­o sincroniza­do se mantendría en el tiempo en la medida en que se mantenga este apetito por riesgo entre los agentes del mercado.

Por su parte, Gonzalo Reyes, economista jefe y socio de Abaqus, señala que se puede concluir por el aumento en la correlació­n que “lo probable es que es la misma variable es la que está afectando a los dos”.

El alza en el precio del cobre, explica, trae consigo dos señales positivas para la economía nacional y refleja un “shock de demanda externa positivo, donde el mercado internaliz­a mejores expectativ­as económicas los consumidor­es de cobre”, como China, el principal consumidor a escala global del commodity.

“Una interpreta­ción al aumento en la correlació­n entre el cobre y el IPSA o entre el cobre y la confianza de los empresario­s es que las cosas están mejorando en Chile, pero están mejorando principalm­ente por razones externas a Chile”, indica.

En esa línea, García señala que es posible que una mejora en los precios del cobre, “dada su importanci­a para la economía local”, apuntan a mejores expectativ­as de crecimient­o para el país, lo que a su vez impulsa al IMCE, y mejora las expectativ­as de utilidades para las empresas, lo que empuja al IPSA.

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