La burocracia para emprender
HACE ALGUNOS días conocimos, a través de una carta a El Mercurio, el caso de Rosario
Onetto y Carolina Bazán, emprendedoras dueñas del restaurante
Ambrosía que, desde diciembre de
2016, han enfrentado un drama para obtener la patente de alcoholes para su nuevo local producto de la burocracia municipal. El servicio de otorgamiento de patente de alcoholes consta de doce etapas engorrosas, que no establecen plazos máximos de pronunciamiento para los departamentos que participan. Nuestro país ha tenido avances significativos en trámites que se requieren para constituir una empresa y también en la Ley de Reemprendimiento, ambas impulsadas en el Gobierno anterior. Pero sabemos que este es sólo el comienzo y después de esto, los emprendedores se enfrentan, dependiendo de la complejidad y tipo de negocio, a una serie de permisos radicados en las Seremis, servicios y municipalidades. Es necesario simplificarles la tramitología a los emprendedores. Por ejemplo, los emprendedores durante su primer año deberían estar autorizados a operar por mientras se obtienen las autorizaciones respectivas, resguardando que sean de bajo riesgo para el consumidor final. Si bien el último tiempo se han impulsado iniciativas en esta materia, como la digitalización de trámites, su cobertura a nivel de municipios sigue siendo muy baja. Hace unos días se presentó el programa económico del ex Presidente Piñera, donde se propone, entre otras iniciativas, la creación de la Plataforma Emprendedora, recogiendo la experiencia de Empresas en un Día y Escritorio Empresa. Esto requerirá implementar plataformas de coordinación con los municipios y servicios respectivos, apoyarlos en su modernización, permitiendo a los emprendedores obtener digitalmente y en los tiempos establecidos los permisos. Iniciar un negocio es muy complejo, requiere mucho esfuerzo, sacrificio y coraje. El deber de un Estado al servicio del emprendimiento es contribuir a que a los emprendedores les vaya bien, y no lo contrario.