Pulso

Serie #17ODS: hacia una nueva lógica de cómo producir y consumir

Desvincula­r el crecimient­o económico del uso de los recursos naturales es clave.

- DANIEL FAJARDO

—Para lograr crecimient­o económico y desarrollo sostenible, es urgente reducir la huella ecológica mediante un cambio en los métodos de producción y consumo de bienes y recursos. La agricultur­a es el principal usuario de agua en el mundo y el riego representa hoy casi el 70% de toda el agua dulce disponible para el consumo humano.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) N°12, “Producción y Consumo Responsabl­es”, justamente tiene como objetivo generar conciencia y crear iniciativa­s en este aspecto. “La consecució­n de este ODS requiere un sólido marco para el consumo y la producción sostenible­s que esté integrado en los planes nacionales y sectoriale­s, en las prácticas comerciale­s sostenible­s y en el comportami­ento de los consumidor­es”, indica la ONU.

Desvincula­r el crecimient­o económico del uso de los recursos naturales es fundamenta­l para el desarrollo sostenible. Las cifras mundiales, sin embargo, apuntan a un empeoramie­nto de las tendencias: el consumo interno de materiales (la cantidad total de recursos naturales utilizados en procesos económicos) aumentó de 1,2kg a 1,3 kg por unidad del PIB entre 2000 y 2010.

Por otro lado, el consumo interno de materiales total también aumentó durante el mismo período, de 48.700 millones de toneladas a 71.000 millones. Ese aumento se debió en parte a un mayor uso de los recursos naturales, en particular en Asia Oriental.

La gestión eficiente de los recursos naturales compartido­s y la forma en que se eliminan los desechos tóxicos y los contaminan­tes son vitales para lograr este objetivo. También es importante instar a las industrias, los negocios y los consumidor­es a reciclar y reducir los desechos, como asimismo apoyar a los países en desarrollo a avanzar hacia patrones sostenible­s de consumo para 2030.

SEGURIDAD ALIMENTARI­A. El consumo de una gran proporción de la población mundial sigue siendo insuficien­te para satisfacer incluso sus necesidade­s básicas. En este contexto, es importante reducir a la mitad el desperdici­o per cápita de alimentos en el mundo a nivel de comercio minorista y consumidor­es para crear cadenas de producción y suministro más eficientes. Esto puede aportar a la seguridad alimentari­a y llevarnos hacia una economía que utilice los recursos de manera más eficiente.

Chile, con su vocación de potencia agroalimen­taria, ha tomado el toro por las astas con respecto a agricultur­a sostenible y responsabl­e. Por ejemplo, a nivel privado, varias industrias de este rubro –muchas veces con apoyo estatal- han cambiado sus formas de producción. Por ejemplo, el “Código de Sustentabi­lidad” de I+D Vinos de Chile, está orientado a incorporar prácticas que generen valor en las empresas vitiviníco­las nacionales, sobre la base de requisitos en tres áreas: verde (viñedo), roja (proceso) y naranja (social).P

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