“Las Ues están dedicadas a los papers (...)y en retirada de la vida pública”
—“Me parece que intelectualmente o analíticamente el país se ha empobrecido, he visto un retiro del mundo más intelectual de las campañas, y eso debe preocupar”, advierte Dante Contreras abordando el rol de los académicos en la política pública.
Usted critica a los políticos por ideológicos, pero ese es su rol, y más bien se esperaría que los intelectuales iluminen la cancha
—Eso ocurrió bastante en Chile, pero a mi juicio las universidades hoy están en retirada, lo cual no es menor, sino que relevante. Todavía hay académicos en algunas universidades que tienen participación activa en política pública y les gusta figurar y todo, pero otros –y me incluyo entre ellos- nos hemos ido paulatinamente retirando de los medios, las columnas, entrevistas, porque cuando la cancha se ensucia cuesta debatir, es así de simple.
¿Y ese menor interés en la vida pública está relacionado sólo con el tipo de debate?
—Las universidades, por ejemplo esta facultad y el Instituto de Economía de la U. Católica, están principalmente dedicados a la generación de papers científicos. Quien habla allá (UC) de estas cosas (políticas públicas) es Clapes, pero a mi me gustaría más escuchar a Francisco Gallego y menos a Clapes, porque él hace la investigación científica, es el intelectual de verdad. Las nuevas generaciones de las universidades están siendo evaluadas no por su participación en políticas públicas, sino que por sus publicaciones.
¿Qué pasa si persiste ese retiro de las universidades que otorgan una mirada más técnica?
—Mi pronóstico es que a mediano plazo las universidades van a estar mayormente retiradas, y ahí se corre el riesgo de que las políticas se dejan de alimentar en evidencia y se empiece a poner la ideología por encima. Esto es un riesgo, no fácil de resolver.
¿Y si el país invierte en gratuidad, los académicos no tienen que hacer esta contribución más allá de los papers?
—Falta una interface. Las universidades están avanzando en tener una carrera cada vez más científica, entonces la real contribución del intelectual es generar evidencia, y debe haber alguien más que permita, de alguna forma, traducir ese conocimiento y plasmarlo en un diseño de política. Pero además deben existir los espacios para ser escuchados y que el debate sea de altura, que haya un diálogo con el mundo político. Las universidades tienen el rol de influir en la política pública, pero debe haber una institucionalidad para generar un debate, sino la situación se complejiza.P