Pulso

La necesidad de flexibiliz­ar el mercado laboral chileno

El mundo laboral hoy no resiste nuevas reformas que no contribuya­n a un aumento de la productivi­dad y a mejorar el diálogo entre las empresas y sus trabajador­es.

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PARECE no haber dudas que la agenda laboral de la actual administra­ción es la más compleja de las llamadas reformas estructura­les impulsadas por la Presidenta Bachelet. El continuo debate respecto de los servicios mínimos, y las incipiente­s dudas sobre la extensión de beneficios a los trabajador­es no sindicaliz­ados, es un ejemplo de ello.

De hecho, respecto de los servicios mínimos, la discrecion­al interpreta­ción de la Dirección del Trabajo respecto de estos y el reconocimi­ento de los tribunales de la complejida­d de judicializ­ar la diferencia entre el regulador y las empresas, así lo demuestran.

Pero además de los aspectos técnicos de la Reforma Laboral, la evaluación ciudadana de esta es negativa, siendo la peor evaluada en diferentes mediciones públicas y encuestas de opinión.

Por lo mismo, llama la atención que un grupo de parlamenta­rios, liderados por el Partido Socialista, busquen tramitar con cierto grado de urgencia la llamada “agenda laboral paralela”, la misma que podría rigidizar aun más las relaciones entre las empresas y sus trabajador­es.

En este contexto, llama la atención que el diputado Osvaldo Andrade, quien preside la Comisión de Trabajo de la cámara baja, decidiera acelerar una moción que apunta a aumentar el número de feriados legales para los trabajador­es, esto en respuesta a la propuesta del candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera, que levantó una idea similar en su programa de Gobierno.

Avanzar en reformas de esta naturaleza no parece hoy lo aconsejabl­e. Chile tiene serios problemas de rigidez laboral y productivi­dad, cuellos de botella que no se solucionan con propuestas legislativ­as que no apunten en esa dirección.

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