Preguntas sobre la capitalización de TVN
Una duda razonable es si conviene inyectar recursos fiscales en una industria en la que el sector privado hace lo mismo y cuyo futuro es desafiante.
ESTA semana finalmente terminó la teleserie (entendida como incertidumbre) en Televisión Nacional de Chile (TVN) respecto de su financiamiento. La sala del Senado aprobó la capitalización de TVN por 19 votos a favor y siete en contra. Durante ese día también se le dio luz verde a la creación de una señal cultural para TVN. En concreto, el fisco le inyectará US$47 millones para su fortalecimiento, mientras que lo restante hasta completar los US$64,8 millones es para la puesta en marcha del canal cultural. Lo anterior en el marco de la seguidilla de pérdidas que ha debido enfrentar la empresa en un escenario complejo para toda la industria.
Esta nueva realidad de la industria televisiva debe ser analizada con detención. La primera pregunta que se debe responder es para qué el Estado debe contar con una estación televisiva con las características que actualmente tiene el canal. Porque claramente su parrilla no es particularmente distinta a la de sus pares privados. Si el mercado privado ya lo hace, ¿se justifica un esfuerzo estatal? Si es por generar contenido de calidad, surgen varias ideas con este caudal de recursos entregados.
La segunda pregunta relevante es por qué inyectar esta cantidad de recursos (partiendo de la base de que son escasos) en una industria en la que no está del todo claro hacia dónde va su modelo de negocio. Quizás es momento de repensar el rol de TVN y, por tanto, tener claridad desde un principio que no entrará en la pelea comercial por millonarios rostros, por lo que tendrá un costo económico fiscal, es decir, de todos quienes pagan sus impuestos.
Tercero, ¿será conveniente que la misma administración se encargue de la puesta en marcha del canal cultural?