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¿Es el Papa Francisco un “cura rojo”?,

Tribuna Libre

- Por Javier Pinto

sus distintos discursos y recomendac­iones a empresario­s y trabajador­es, que tienen de pros y contras sobre el comportami­ento de la empresa y del mercado. Es muy difícil, en este sentido, decir que este es un Papa más de izquierda, pues una crítica como esta no dice relación con la finalidad del pontificad­o, ni tampoco con una visión general de todos los discursos y prédicas de Francisco.

EN SEGUNDO lugar, en materia de teología moral -que es el ámbito donde el Papa se mueve- el respaldo de la investigac­ión empírica ayuda a explicar los argumentos en materia de moral económica, pero no es una cuestión decisiva. Muchos críticos del pontificad­o cometen el habitual error de interpreta­r argumentos propios de otra ciencia (en este caso la moral social) a la luz de sus propios principios científico­s (que en este caso es la economía). Los argumentos del Papa no deben esgrimirse en el ámbito de la economía positiva, sino de la ética económica. En este contexto, caben considerac­iones legítimas, que no requieren sustento empírico, que hacen referencia al sentido de la vida, el principio de bien común, la solidarida­d, la participac­ión, etcétera; todos ellos principios rectores para los cuales el sistema capitalist­a debe servir como un instrument­o, pero no como una finalidad.

En este sentido, la Iglesia ha hecho ver en innumerabl­es ocasiones que el uso del capital no está reñido con la moral, sino que puede generar tanto beneficios como daño social dependiend­o del modo cómo se lo utilice. Así, por ejemplo, la crítica a “la política del chorreo” no implica una negación de los beneficios del sistema capitalist­a, sino una crítica al modo cómo el uso del capital puede sustentars­e sobre una dinámica social que desprecia una necesaria actitud de solidarida­d. Es en este sentido como se debe explicar que el dinero se convierte en el -como dijo Francisco hace algunas semanas en Santa Marta-, es decir, cuando se lo utiliza como aquel que lo transforma en un ídolo (en un becerro de oro), es decir, que le da caracterís­ticas de fin último, no de medio. En fin, al Papa se le ha dicho muchas veces que “pastelero a tus pasteles”, porque no sabe de economía; o al menos de economía positiva. Pero la crítica también puede ser al revés, pues al crítico del Papa también se le puede decir que, si no sabe de Doctrina Social de la Iglesia, mejor no se pronuncie.

per se estiércol del demonio

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