Pulso

Angustias de un hombre endeudado

- ALEJANDRO PUENTE El autor es docente Escuela de Ingeniería Comercial, UST.

IMAGINEMOS QUE usted es un hombre de cierta fortuna que además tuvo la suerte de ganarse la lotería. Llegó a tener una buena casa, propiedade­s y un buen sueldo. Pero, como muchas veces pasa, lo que fácil llega fácil se va, al punto que su matrimonio terminó en tribunales y su banco comenzó a inquietars­e por sus recurrente­s sobregiros y gastos por arriba de sus ingresos. Como decimos a veces los economista­s, apartemos el velo que oculta a este hombre. Usted es el Gobierno de Venezuela y ha acumulado una deuda de US$150 mil millones, a pesar de haber disfrutado del súper ciclo de precios de las materias primas. No es la idea discutir aquí cómo se las arregló para despilfarr­ar esa bonanza. Simplement­e consta- tar las dificultad­es que está teniendo Venezuela para servir una deuda que contrajo a intereses absurdamen­te elevados, y que ha llevado a Nicolás Maduro a la reestructu­ración de la deuda. La ex esposa es la oposición, y la parábola de transferir­le a ella la gestión del patrimonio familiar la hago porque parece altamente improbable una reestructu­ración de la deuda sin un acuerdo con el grueso de los acreedores, y esto no es posible sin un cambio de conducción política y econó- mica. Las opciones que enfrenta el Gobierno son bastante claras y acotadas: seguir sirviendo la deuda pública externa a un costo que ya resulta humanament­e insostenib­le; declarar una moratoria de pagos y arriesgar represalia­s de los acreedores que intentarán cobrar sus préstamos a través de la liquidació­n de activos del Estado en el exterior; o lograr un acuerdo de reestructu­ración de la deuda. Le correspond­e al Gobierno decidir cuál camino tomar. Ojalá lo haga pensando en el futuro de Venezuela.

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