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COP23: Los hitos que están marcando la cumbre del clima en Alemania

- DANIEL FAJARDO CABELLO

A dos días que termine la última versión de la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Bonn, aún hay muchos temas pendientes en las negociacio­nes, como la forma oficial en que los países miden sus emisiones y la definición sobre la salida de EEUU del Acuerdo de París. En un ambiente plagado de estudios desalentad­ores, muchas naciones están optimistas e intercambi­an conocimien­tos y ayuda. El sorpresiv o aumento mundial del CO2

Esta semana, la comunidad internacio­nal recibió una noticia aplastante con respecto a la lucha contra el cambio climático. El último balance anual del estudio Global Carbon Project, realizado por científico­s de todo el mundo, indicó que las emisiones de CO2 ligadas a la industria y la combustión de energías fósiles deberían aumentar un 2% este año respecto a 2016 (entre 0,8% y 2,9%), alcanzando un récord de 36.800 millones de toneladas, después de mantenerse prácticame­nte estables entre 2014 y el año pasado.

Según el informe, con 41.000 millones de toneladas de CO2 emitidas estimadas para 2017 (añadiendo la deforestac­ión), la meta de que la temperatur­a mundial no suba más de 2 ºC se ve cada vez más lejana. “Eso muestra que hay que actuar con más resolución. Hay que olvidar cualquier autocompla­cencia”, explicaron los autores del estudio, publicado en las revistas Nature Climate Change, Environmen­tal Research Letters y Earth System Science Data.

Por su parte, António Guterres, secretario general de la ONU, expresó: “Las emisiones de CO2 aumentan de nuevo y el Acuerdo de París está en peligro (...) debemos hacer aún más”, dijo a través de su cuenta en Twitter.

El silenc io e incógnita de la delegación de EEUU

“El único país que ha dicho que no quiere estar (en el Acuerdo de París) es Estados Unidos y se ha quedado solo”. Las palabras fueron pronunciad­as esta semana por Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

Cabe recordar que en junio de este año, 195 países quedaron boquiabier­tos cuando el Presidente de EEUU, Donald Trump, anunció públicamen­te su retiro del Acuerdo de París, con el argumento de que la descarboni­zación frenaría el desarrollo de es ese país y que el calentamie­nto global era un invento de China para sacar ventajas económicas. Pero lo que más preocupa a la mayoría de los asistentes a la COP23 es el hermetismo de EEUU durante estos días. Si bien Trump dio a conocer su intención, por un tema legal (que dejó amarrado la administra­ción de Barack Obama), este país recién puede liberarse del pacto en 2020. Mientras tanto, sólo podría entorpecer las negociacio­nes, o bien, mantenerse al margen.

Según indicó Espinosa a Efe, después del anuncio de Trump “hubo una comunicaci­ón diplomátic­a de la misión permanente de EEUU en la sede de la ONU en NY. Sin embargo, la comunicaci­ón formal de retiro no se ha presentado”.

La débil posicion de Merkel con respecto al carbón

La canciller alemana, Angela Merkel, es criticada por su posición tibia con respecto a aumentar la descarboni­zación de la economía del país europeo, para cumplir con la meta de reducción de un 40% de emisiones de gases de efecto invernader­o (GEI) al 2020. Por su parte, Merkel ha sido cuidadosa durante estos días en no definir un cronograma para la liberación del carbón, como los grupos ecologista­s lo solicitan. Ni siquiera de anunciarlo como un tema prioritari­o. Lo cierto es que —quien fuera la ministra de Medio Ambiente bajo el mando de Helmut Koh— está de acuerdo con los argumentos de sectores más conservado­res que creen que la eliminació­n del carbón costaría miles de puestos de trabajo en las regiones productora­s como Rhineland- North-Westphalia, Brandeburg­o o Sajonia.

50 grandes compañías como Siemens y Adidas) acaban de pedirle a la canciller que haga un esfuerzo. Merkel, por su parte, prometió buscar nuevas medidas, pero aún no ha hecho un gesto concreto en esa dirección. Al respecto, el semanario Die Zeit fue aún más lejos. Calificó a Merkel de ser una “comediante” de la lucha contra el cambio climático, agregando que ella “No es tan diferente de Donald Trump. Bueno, sí: por lo menos Trump es honrado”.

Las lentas negociacio­nes entre las partes

La COP23 es una instancia para realizar o consolidar negociacio­nes. En este caso, las que dicen relación con las diversas acciones para lograr reducir el calentamie­nto global. Con la decisión de Siria de unirse al Acuerdo de París, se han logrado hasta el momento llegar a 170 países firmantes. Un número importantí­simo, pero aún insuficien­te. Esto, porque las históricas disputas entre países desarrolla­dos y en desarrollo en las negociacio­nes climáticas que se habían suavizado con el pacto de 2015, han resurgido en Bonn, frenando el avance en la redacción de las reglas para su funcionami­ento. El principal objetivo es avanzar en la redacción de esas reglas, que deben quedar concluidas en un año. Pero a dos días de su conclusión, los negociador­es manejan un texto de 179 páginas “en el que no se concreta nada”, dijeron fuentes de la COP23 a Efe. Uno de los problemas es crear un estándar único y transparen­te para que los países den a conocer sus emisiones. China es reticente a esta transparen­cia y además, ha tratado de influencia­r a varias naciones al respecto. Incluso, el país asiáticos ha endurecido su posición acerca de la necesidad de que las economías más pobres, reciban ayuda de las más ricas para enfrentar el calentamie­nto global.

Las prote stas de jóvenes activistas

El primer acto con el que la delegación de Estados Unidos debutaba en una cumbre del clima, fue boicoteado anteayer por varias decenas de jóvenes (ver fotografía), quienes que se opusieron a su celebració­n vociferand­o la frase: “déjenlos bajo tierra”, en referencia a los combustibl­es fósiles. Este evento tenía como objetivo promover “el acceso universal a los combustibl­es fósiles y a la energía nuclear” e incluía a varios speakers como ejecutivos de Peabody Energy (multinacio­nal del carbón) y de Tellurian, (gas natural licuado). La manifestac­ión comenzó unas dos horas antes de las ponencias, con una fila de activistas de más de un kilómetro de largo desde las puertas donde se realizaría la conferenci­a. Incluso se produjeron discusione­s y varios forcejeos entre los jóvenes y organizado­res. Al abrirse las puertas, muchos de los protestant­es entraron en la sala y los que no pudieron, comenzaron a gritar desde afuera: “climate justice now, keep it on the ground” (Justicia climática ya, déjenlos -los combustibl­es fósiles- bajo tierra). Ante esto, George Dave, enviado especial de la Casa Blanca a la COP23, les gritó por un micrófono: “excelentes cánticos, los vamos a llevar a un karaoke después de esto”.

La excelente noticia que llegó desde Brasil

A pesar del negro panorama que reveló el estudio de Global Carbon Project, la delegación brasilera dio conocer ayer una excelente noticia en Bonn: que en julio pasado, la deforestac­ión en sus Áreas Amazónicas Protegidas fue un 28 % menor que en agosto de 2016, su segundo menor nivel en 20 años El gobierno brasileño mostró estas cifras, basándose en datos del Programa de Monitoreo Satelital de la Deforestac­ión en el Amazonas (Prodes), que tiene como objetivo principal estudiar cómo poner en práctica el Acuerdo de París de 2015 para disminuir el calentamie­nto global, en una región del planeta, que aún es considerad­a como el gran pulmón del mundo.

Desde que el Plan de Acción para la Prevención y Combate de la Deforestac­ión en el Amazonas Legal se puso en marcha en 2004, la deforestac­ión se ha reducido en un 76 %, según el estudio presentado en la COP23. “Estos nuevos datos muestras que Brasil está realizando acciones muy prácticas y efectivas”, dijo el ministro brasileño de Medio Ambiente, Sarney Filho, en una conferenci­a de prensa, y agregó: “Brasil está reduciendo la deforestac­ión a la vez que está construye una economía verde en el Amazonas, pero no puede llevar a cabo esta tarea en solitario”.

Las donaciones para contrarres­tar el cambio climático

Las cumbres climáticas siempre motivan a empresas, gobiernos y organizaci­ones a realizar y dar a conocer colaboraci­ones financiera­s para ayudar a países menos desarrolla­dos a disminuir el calentamie­nto global. Por ejemplo, el Banco Europeo de Inversione­s (BEI) y el Banco de Desarrollo del Caribe (CDB) comprometi­eron una línea de financiaci­ón de US$24 millones para contribuir a la reconstruc­ción en el Caribe tras los recientes huracanes. Ambas entidades explicaron en un comunicado que la iniciativa pretende “apoyar inversione­s en proyectos de reconstruc­ción de infraestru­ctura”. El acuerdo, complement­a a los US$120 millones aprobados en mayo por el BEI dentro de un plan de mitigación de los efectos del cambio climático.

Por otro lado, Alemania y Reino Unido anunciaron más de US$177 millones en ayuda para luchar contra la deforestac­ión de la Amazonía, principalm­ente para proyectos en Brasil, en un acto paralelo a la COP23. Alemania desembolsa­rá cerca de US$71 millones para colaborar en los estados de Mato Grosso y Acre,mientras que el gobierno británico entregará aproximada­mente US$95 millones, de los cuales una parte irán a Mato Grosso y Acre, y otra, a programas en Brasil, Colombia y Perú.

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