Venezuela, el país rico en petróleo que no puede pagar sus deudas
Sólo esta semana dos agencias clasificadoras han declarado al país en “default parcial o restringido”, producto de la incertidumbre generada por los retrasos de pagos que vencían en estos días. Mientras tanto, el gobierno de Nicolás Maduro insiste en su p
CORRÍA LA DÉCADA de los ‘70 y Venezuela, dueño de las reservas petroleras más grandes del mundo, gozaba de su segundo período de auge económico, conocido como el de la “gran bonanza”, cuando la Guerra del Yom Kippur cuadruplicó los precios del crudo, impulsando un importante modelo de desarrollo que derivó en una pujante industrialización y al- tas tasas de crecimiento. Años más tarde y tras un nuevo boom entre 2003 y 2014 (el más extenso de todos), el precio promedio del barril de crudo pasó de US$32 en 2004 a US$88 en 2008 y pese a que caería en 2009 por la crisis financiera mundial, entre 2011 y 2014 no se despegó de los US$84 y US$103.
Los ingresos derivados del oro negro permitieron a Venezuela aumentar sus reservas internacionales, que en 2008 alcanzaron un récord de US$43.127 millones, pero luego las cosas empezaron a cambiar.
“La no planificación de la economía, el derroche de dólares, la falta de ahorro sobre las divisas que generaban las exportaciones y las importaciones descontroladas llevaron al declive y al empobrecimiento”, señala el economista venezolano Oscar Forero. Tanto así, que Chile superó a Venezuela en PIB per cápita en 2002, y desde entonces esa brecha ha ido aumentando (ver gráfico).
Luego, todo se derrumbó y se acentuó durante el gobierno de Nicolás Maduro.
Sólo esta semana, dos agencias clasificadoras han declarado al país en “default parcial o restringido”, producto de la incertidumbre generada por los retrasos de pagos que vencían en las últimas semanas. Primero, S&P rebajó dos tipos de calificaciones y después Fitch, que lo situó en “RD”, asegurando que el emisor no ha pagado a tiempo los bonos Pdvsa 2027.
En tanto, desde el Ejecutivo insisten en que harán frente a todas sus obligaciones: los intereses de su deuda soberana y otros pendientes de Pdvsa, persiguiendo a toda costa su plan de reestructuración anunciado el pasado 2 de noviembre, para renegociar por US$60.000 millones.
Ayer, en Nueva York, la Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA), que reúne a tenedores de bonos, volvió a postergar una decisión sobre la deuda de Venezuela, asegurando a través de un comunicado que se reunirá nuevamente el jueves para determinar si pueden activarse los seguros de impago o credit default swap (CDS).
El contexto no es fácil, Venezuela tiene por delante pagos por US$1.470 millones hasta fin de este año, y por US$8.000 millones en 2018, pero sus reservas internacio-
Desde el anuncio de reestructuración hasta ahora, los CDS de Venezuela han subido más de 170%.
nales ascienden apenas a US$9.700 millones.
Sumado a lo anterior, las sanciones impuestas por EEUU sobre el país y altos funcionarios de gobierno, aumenta las presiones y dificultan el camino de negociación con los tenedores de bonos en Caracas. De hecho, el encuentro del lunes no duró más de 30 minutos.
Para Steve Hanke, jefe de asesores económicos del segundo gobierno del ex Presidente venezolano Rafael Caldera, en 1995 y 1996, viene una “tormenta” en Venezuela. Siguiendo esa analogía, señala que lo que vendrá en el país latinoamericano será extremadamente complicado y violento. “Será uno
de los peores default de la historia. Será muy complicado”, cuenta.
Y es que según Hanke, un default soberano será incluso peor que en Argentina y en Grecia, legal y estratégicamente. ¿La razón? Cuando esos dos países cayeron, la economía no estaba realmente destruida a lo largo del tiempo.
Pero no todo fue culpa del petróleo, el descenso acelerado en activos externos liquidables en los últimos años por el pago de deuda, costo de endeudamiento promedio, y la polémica victoria del gobierno en las regionales son sólo algunos de los antecedentes que llevaron al declive.
Los posibles caminos
En lo concreto, son tres las vías que podría adoptar Venezuela en este camino de reestructuración.
Según el economista de la Universidad Central de Venezuela, Daniel Urdaneta, “un escenario posible es un default ‘ordenado’, en que el gobierno venezolano se posiciona para minimizar los impactos negativos de un evento de crédito de su gestión operativo”.
En segunda instancia, el país podría apuntar a un “default a lo Ecuador”, dice Urdaneta partiendo de la experiencia del ex Presidente, Rafael Correa, que en 2009 anunció la repudiación de un bono alegando que fue emitido de forma ilícita, para luego recomprarlo en el mercado secundario a poco más de un 30% de su valor par.
Finalmente, Urdaneta apunta a un “default desordenado”, de consecuencias impredecibles. “La principal diferencia sería la falta de preparativos legales y operativos para la nueva realidad de quedar toPero
talmente expulsados de los mercados financieros”, agrega el experto.
Durante todo este tiempo, Maduro ha culpado de la crisis a la guerra económica, que según dice, promueve EEUU junto a actores internos de la oposición.
Nadie se explica cómo Venezuela pasó de vivir las bondades del petróleo a estar al borde de la quiebra, pero sin duda alguna un default significaría un deterioro mayor para ese país.
Sobre lo anterior, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), aprobó ayer un acuerdo en respaldo de la refinanciación por parte del gobierno, rechazando las penas provenientes desde EEUU y la Unión Europea (UE).
En paralelo, se espera que durante la jornada de hoy, Venezuela firme un acuerdo para reestructurar una deuda de US$3.000 millones con Rusia.
Pese a todo, los tenedores de bonos parecieran no inmutarse con el complejo escenario venezolano. Según informó Reuters para muchos de ellos, lo que verdaderamente importa es que los funcionarios del gobierno insistan en que cumplirán sus obligaciones, ya que por ahora, parecen decidos a hacerlo.P