Un domingo de sorpresas
Editorial Lo visto este año sí obliga a analizar la trayectoria de las candidaturas presidenciales y de los procesos electorales en nuestro país. Revisar si es lógico hacer debatir a ocho candidatos en dos horas, con escaso tiempo para el desarrollo de id
Que Piñera, el candidato que corría como favorito, que las encuestas y proyecciones privadas le daban un techo de 48% (algunos no descartaban incluso un triunfo en primera vuelta) haya logrado sólo el 36% de los votos, es un dato que sorprende y obliga a analizar. Hay algo que la derecha no supo capitalizar y sí el Frente Amplio.
Ni una encuesta, ni una medición adelantó lo que se vivió en Chile ayer domingo.
Lejos, claramente, de eventos como Trump, el Brexit o el Plebiscito por la Paz en Colombia, los resultados dieron cuenta de la dudosa capacidad predictiva de cualquier medición.
La Encuesta CEP publicada a fines de octubre y cuyo trabajo de campo se realizó entre el 22 de septiembre y el 16 de octubre, ante la pregunta “Si las elecciones presidenciales fueran el próximo domingo, y los candidatos fueran los siguientes… ¿por quién votaría Ud.?”, en la sub muestra “Votarán con seguridad”, Sebastián Piñera marcó 42,3%; Alejandro Guillier 21,4%; Beatriz Sánchez 9,4% y José Antonio Kast, 3,7%.
La ultima encuesta Cadem, en tanto, cuyo trabajo de campo se realizó entre el martes 31 de octubre y el 2 de noviembre, para la primera vuelta, entre el votante probable, Sebastián Piñera obtenía un 42% de los votos; Alejandro Guillier un 20%; Beatriz Sánchez 13% y José Antonio Kast 6%.
Con el 96% de los votos escrutados, la realidad fue otra: Sebastián Piñera, 36,6%; Alejandro Guillier, 22,7%; Beatriz Sánchez, 20,3% y José Antonio Kast, 7,9%.
¿Qué puede haber fallado? ¿Culpar a las encuestas por los resultados? En ningún caso, pero lo visto este año sí obliga a analizar la trayectoria de las candidaturas presidenciales y de los procesos electorales en nuestro país.
Revisar si es lógico hacer debatir a ocho candidatos en dos horas, con escaso tiempo para el desarrollo de ideas o de sus programas de Gobierno. Sobre si el denominado “falso balance” de los medios de comunicación -aquella tentación editorial de dar igualdad de espacio a todos los postulantes a cargos de elección popular- sigue siendo un real aporte a los electores.
Con todo, desde el punto de vista informativo, esta elección deja muchas lecciones, pero circunscrito sólo al ambiente político queda claro que los candidatos, los que quedaron en el camino y lo que pasaron a segunda vuelta, deben despejar cómo una candidatura como la de Beatriz Sánchez, sin trayectoria política, totalmente fuera del establishment y apoyada por un incipiente movimiento como es el Frente Amplio logra concentrar el 20% de los electores, una señal potente para los tiempos que corren.
Que José Antonio Kast con un discurso duro, muchas veces impopular, conservador en casi todas sus posturas, haya logrado 8% de la votación es un fenómeno que hay que saber leer.
Que Piñera, el candidato que corría como favorito, que las encuestas y proyecciones privadas le daban un techo de 48% (algunos no descartaban incluso un triunfo en primera vuelta) haya logrado sólo el 36% de los votos es un dato que sorprende y obliga a analizar. Hay algo que la derecha no supo capitalizar y sí el Frente Amplio.
MEO consolida su pérdida de influencia política con la votación más baja desde que es candidato, pese a que tempranamente se acercó a Guillier ofreciendo su apoyo.
Una Democracia Cristiana en crisis, con una candidata relegada al quinto lugar y una notoria pérdida de influencia parlamentaria.
Hay un segmento de la población que se sintió más atraído por candidaturas sin partidos tradicionales, de caudillismos por sobre a aparatajes políticos complejos.
La jornada de ayer, marcada nuevamente por una alta abstención, invita a la reflexión y, a las candidaturas que quedan, a repensar sus promesas, desafíos y programas. Los obliga a hacer frente a las demandas ciudadanas y a los cambios de Chile.
A revalidar la política, a peraltar su importancia y de la cercanía hacia los electores, sus demandas y necesidades.