Pulso

Mercado laboral, productivi­dad e inflación serán las claves para Estados Unidos

- Un reportaje de MARCELA VÉLEZ-PLICKERT

La Reserva Federal podría verse obligada a acelerar el alza de tasas, si la economía sigue sorprendie­ndo con su ritmo de recuperaci­ón.

HA DESAFIADO todos los obstáculos. Alarmas de una burbuja financiera, pronóstico­s pesimistas sobre la temporalid­ad de su repunte, huracanes y tormentas, y hasta la llegada de un polémico presidente, defensor de una política comercial proteccion­ista. La economía de Estados Unidos se ha disociado de todo esto para sorprender con un sólido crecimient­o este año. Todo parece dado para que la tendencia continúe en 2018.

Aunque el presidente Donald Trump no ha podido avanzar mucho (si es que algo) en sus planes de estímulo fiscal, esto ha sido reemplazad­o por una mayor inversión del sector privado. Este 2017, la inversión se ha elevado un 4%, tras haberse contraído en 2016. Para el próximo año, el panorama es alentador, afirma el Conference Board. El think tank económico proyecta que la economía estadounid­ense cerrará el año con una expansión de 2,8% y el próximo año, con un 2,5%. Si bien habría cierta desacelera­ción, esto no impediría que Estados Unidos sume los dos mejores años de desempeño económico desde 2005. Por el contrario, Goldman Sachs apunta a un mayor crecimient­o, pasando de una expansión de 2,2% a 2,5% en 2018.

“Las preguntas claves para el próximo año es cuán fuerte será el impulso fiscal, si el aumento de la inversión seguirá siendo robusto; si eso se traduce en un repunte de la productivi­dad; y si la inflación finalmente subirá y en cuánto”, plantea Credit Suisse, que comparte el optimista pronóstico de su par estadounid­ense.

Tal como lo plantea el banco suizo, una de las mayores incógnitas que pesa sobre las proyeccion­es para Estados Unidos es la incertidum­bre en torno a las medidas de estímulo fiscal y la reforma tributaria que impulsa la administra­ción de Trump.

El economista jefe para Estados Unidos de Goldman Sachs, Jan Hatzius, cifra en 80% la probabilid­ad de que el Congreso alcance un acuerdo sobre la reforma tributaria en enero. “Los efectos de la reforma tributaria en la economía deberían, sin embargo, ser modestos. Estimamos que los cambios en la política fiscal el próximo año impulsarán el crecimient­o en 0,4 puntos porcentual­es a 2019. Casi la mitad obedecería a la reforma tributaria”, plantea.

Hasta ahora no hay certeza del texto final de la reforma tributaria, en plena negociació­n actualment­e en el Congreso. Se ha planteado hasta ahora la reducción del impuesto a las empresas, eliminar algunos impuestos al consumo e incluso una reducción tributaria para la repatriaci­ón de capitales en el extranjero. Trump, además, anunció la semana pasada que, una vez aprobado el tema tributario, la Casa Blanca presentará su plan de inversión en infraestru­ctura, que significar­ía un impulso a la industria de la construcci­ón y un aumento de la inversión.

Misión para la Fed

El plan de infraestru­ctura también podría impactar al mercado laboral. El desempleo ya alcanzó 4,1% en octubre, un nivel no visto desde el año 2000. Mientras el FMI proyecta que el mercado laboral continuará más o menos estable, Goldman Sachs prevé una mayor caída del desempleo, hasta una tasa de 3,5% en 2019. Algo sin precedente­s desde finales de los ‘60.

“Un mercado laboral más ajustado debería redundar en una renovada presión salarial, que podría impulsar el gasto a finales de 2018. El posible recorte tributario también podría contribuir a esto”, concluye el Conference Board.

Es precisamen­te por la fuerte evolución del empleo que el think tank, al igual que Goldman Sachs y UniCredit, anticipan que la Reserva Federal deberá pisar el acelerador de su programa de normalizac­ión monetaria. Erik Nielsen, economista jefe del italiano UniCredit, proyecta que habrá al menos tres alzas de interés el próximo año, de alguna forma también necesarias para contener el estímulo extra temporal que significar­ía el plan fiscal de Trump.

Hasta ahora, la fuerte confianza empresaria­l ofrece señales positivas, pues las empresas están apostando por invertir en mejorar la eficiencia. El aumento de la productivi­dad debería moderar el impacto de un fuerte aumento del empleo en la inflación. Sin embargo, la amortiguac­ión sería moderada. Para Credit Suisse, la fortaleza del mercado laboral conducirá inevitable­mente al esperado aumento de la inflación. A pesar de tasas en cero durante años, un estímulo monetario de US$4,5 billones desde 2008, y el repunte económico, el indicador favorito de la Fed para medir la inflación cayó a 1,3% en octubre. La propia presidenta saliente de la Fed, Janet Yellen, declaró que la baja inflación “es un misterio”, y que, si bien el emisor espera un repunte el próximo año, igual “no estamos tan seguros”. Sin embargo, algunos analistas sí proyectan que el próximo año la inflación finalmente alcanzaría el 2% que la Fed ha fijado como objetivo.

El riesgo, se plantea ahora, ya no es que la economía caiga nuevamente en recesión, sino todo lo contrario. “La recuperaci­ón se está convirtien­do en algo “demasiado bueno”, y contener un posible sobrecalen­tamiento de la economía será una prioridad más urgente a partir de 2018”, advierte Hatzius.

Hasta ahora no hay certeza del texto final de la reforma tributaria, en plena negociació­n en el Congreso.

Este 2017, la inversión se ha elevado un 4%, tras haberse contraído en 2016. Para 2018, el panorama es alentador.

El riesgo ya no es que la economía caiga nuevamente en recesión, sino todo lo contrario.

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