Evo Morales enreda su capital político tras apuntar a un cuarto gobierno consecutivo
minar a él, haciendo de Bolivia un país más humanitario”, comenta Paz Ballivian.
El polémico dominio
Con un discurso firme y confrontacional, Evo Morales a desafiado a diferentes líderes internacionales, lanzando sus dardos en más de una oportunidad contra Chile, donde históricamente ha mantenido una ofensiva en el marco de la demanda marítima.
Según el escritor, ex ministro de Estado y ex vicecanciller de Bolivia, Manfredo Kempff, quien se reconoce un opositor de Morales, el actual mandatario “fue creciendo porque tiene mucha viveza y ha sabido actuar en base a ambiciones desmedidas”.
Y es que la imagen de “uno más”, como Morales se califica entre los campesinos, pareciera estar lejos del liderazgo y dominio que hoy ostenta Evo Morales en su país.
El mismo secretario general de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), David Choquehuanca, ha sintetizado el poderío del mandatario señalando que: “hay un solo Fidel, un solo Gandhi, un solo Mandela y un solo Evo”.
En diferentes momentos de crisis interna, Morales también mostró variados matices para enfrentar a la oposición, que hoy busca retomar la lucha y asegura que llamará a una Asamblea Constituyente para impedir que el mandatario continúe en el poder.
Pero después de una década, Morales no tiene ningún interés en dejar el Palacio Quemado, reviviendo la emblemática declaración sobre su programa de nacionalizaciones en 2006: “por encima de lo jurídico, es lo político (…) cuando algún jurista me dice: Evo, te estás equivocando jurídicamente, yo le meto nomás. Después les digo a los abogados: si es ilegal, legalicen ustedes, ¿para qué han estudiado?”.P