Un desaire a los técnicos
El debate presidencial de Anatel dejó heridos a los técnicos de los equipos de los candidatos presidenciales, lo que sienta un mal precedente hacia adelante.
LA DISPUTA entre lo político y lo técnico afloró una vez más en el último debate presidencial organizado por Anatel. Tanto Alejandro Guillier como Sebastián Piñera, en alguna medida, invalidaron propuestas técnicas de sus equipos. Sylvia Eyzaguirre en el caso de Chile Vamos respecto de la tómbola en educación, y Osvaldo Rosales, por el lado de la Nueva Mayoría, acerca de la fórmula a ocupar en la condonación del CAE. Los candidatos optaron por la razón de autoridad (“decide el Presidente de la República”). Tiene cierta lógica que las campañas y su catálogo de ofertas flexibilicen el rigor en los principios con el propósito de capturar la mayor cantidad posible de votos, no obstante, ello no es deseable y la racionalidad aconseja ceñirse a la información y los datos “duros”. Algo similar podría derivarse de la disputa que se produjo, también en el contexto del debate, sobre las cifras y costos de los programas de ambos abanderados.
Esta tensión entre lo técnico y lo político no es una particularidad de estos candidatos. El Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet es un buen reflejo de dicho conflicto, siendo la salida de todo el equipo económico la cúspide de ello. Rodrigo Valdés y Alejandro Micco, de Hacienda, y Luis Felipe Céspedes, de Economía, decidieron dejar el Ejecutivo luego del rechazo del comité de ministros al proyecto minero-portuario Dominga. Sin duda, la fricción entre la opinión técnica y la actividad o interés político es una materia de difícil resolución, si bien siempre será más conveniente apegarse a la rigurosidad de los datos y los antecedentes objetivos de un problema público, pues la manipulación siempre está a la vuelta de la esquina. Es de esperar que lo técnico no vuelva a ser relegado en un futuro gobierno.