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Política de pago de empresas: problema cultural

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- MAURICIO CAMPUSANO PATRICIO CORVALÁN Los autores son socios de VincularLA­B.

EN LOS ÚLTIMOS días del año que terminó nos enteramos de que el empresario Andrónico Luksic recibió su credencial de socio de la Asech, en una clara muestra de la agenda que respaldará este 2018 uno de los empresario­s más influyente­s. Pero la señal no fue sólo un gesto: en ese encuentro, Luksic anunció que pidió a los ejecutivos de sus empresas que avancen en serio y lideren un cambio en las políticas de pago, para que las compañías que le pertenecen paguen a 30 días como máximo a sus proveedore­s. Quienes vivimos a diario las satisfacci­ones y decepcione­s de ser emprendedo­r, deberíamos estar celebrando las palabras y gestos del empresario. Sin embargo, en lo más profundo el ambiente no da para fiestas. Esto no va contra Luksic, ni contra el empresaria­do ni mucho menos contra las políticas gubernamen­tales que apuntan a solucionar el problema a través de la regulación. Podríamos llenar páginas con historias de emprendedo­res asfixiados al no contar oportuname­nte con su plata. Este solo anuncio nos debería hacer celebrar. Pero no es posible. Este problema no se soluciona sólo con decretos, proyectos de ley, órdenes imperativa­s, sugerencia­s a los ejecutivos o la buena voluntad. Y no se solucionar­á fácilmente porque se trata de un problema cultural. Las buenas intencione­s no bastan. Esto viene de antes, de algo más profundo, de la educación que hemos recibido en nuestras casas y del cinismo que nos hace tan particular­es. Entiendan de una buena vez: los emprendedo­res preferimos un no en el plazo acordado que un sí que nunca se concreta. Se trata, en definitiva, de que los que toman las decisiones no sólo se pongan en nuestros zapatos, sino que también sean capaces de caminar con ellos.

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