Pulso

EEUU desata una guerra tributaria

en su búsqueda de una mayor competitiv­idad

- Un reportaje de C. GÖPEL/ F. GUERRERO

CONVERTIRS­E en la opción más atractiva para los inversioni­stas era la meta que perseguía Donald Trump con la masiva rebaja de impuestos que firmó antes de navidad. Su ambición es compartida por diversos países, que se han embarcado en una carrera que se traduce en reformas tributaria­s celebradas por las empresas alrededor del mundo, optando por arriesgar, en el corto plazo, una disminució­n de los recursos fiscales con tal de no quedar fuera de los flujos de inversión.

Y es que la presión que ejerció la primera economía mundial no es menor. Pasó de tener un gravamen de 39% para las corporacio­nes, el más alto de los miembros de la OCDE, a uno de 21%, quedando por debajo del promedio de 25% del mismo organismo.

“Hay una guerra de reducción de impuestos en curso. Los gobiernos de todo el mundo -desde la UE hasta China y Rusia, entre otros - están preparados para participar en un concurso competitiv­o de reducción de impuestos, y esto en respuesta a los cambios de 2017 en la política de impuestos corporativ­os de EEUU que entró en vigencia este año”, sostuvo tajante a Pulso Harry G. Broadman, columnista habitual de Forbes y CEO de Proa Global Partner, quien explica que “los gobiernos ven a los recortes impositivo­s como una estrategia para atraer inversioni­stas de otras jurisdicci­ones”.

De hecho, ese fue el argumento de Trump para defender su propuesta. “Tengo un objetivo fundamenta­l, quiero que los trabajos y la riqueza se queden en EEUU”, señaló el ahora mandatario cuando aún competía frente a Hillary Clinton por la Casa Blanca. Aprobado el proyecto, incluso la Fed lo consideró para mejorar sus perspectiv­as de crecimient­o para el país.

Recortes en Europa

Y aunque Trump está lejos de ser un personaje popular en el exterior,

su visión en la materia se ha visto replicada en otros líderes que buscan impulsar sus economías domésticas, entre ellos Emmanuel Macron, que en su programa de gobierno incluyó la propuesta de rebajar los impuestos corporativ­os de Francia desde 34,4% hasta 25%.

Aunque hasta ahora el recorte no se ha materializ­ado en un proyecto, el Presidente galo incluyó en el presupuest­o 2018 reduccione­s de impuestos a empresas y particular­es por 7.000 millones de euros a través de medidas fiscales.

En Bélgica hicieron la tarea casi al mismo tiempo que en EEUU y el 3 de enero promulgaro­n la ley que rebaja la tasa corporativ­a desde el 33% actual a 29% en 2018 y 25% en 2020.

Reino Unido se adelantó a todos y viene recortando desde la última década desde una tasas de 30% hasta el 19% y para el final de la década debería estar en 17%.

Dinamarca también busca volverse más atractivo para los inversioni­stas por esta vía. Los partidos más grandes del país acordaron la reduc- ción del impuesto a las inversione­s de capital para alentar a más compañías a cotizar en Copenhague, copiando un modelo sueco y noruego.

La región se suma

La Argentina de Mauricio Macri es el claro ejemplo de esta tendencia global llegó a América Latina. El pasado 28 de diciembre el parlamento de ese país aprobó una reforma tributaria cuyo pilar central contempla una baja gradual del impuesto a las empresas desde el 35% al 25%. Eso sí, el recorte sólo se aplica a las compañías que reinvierta­n sus beneficios.

“Justamente Argentina salió a pelear la competitiv­idad con esa baja de tasa corporativ­a y todavía tiene mucho por hacer”, dice el experto tributario César Litvin, socio del estudio Litvin, Lisicki y Asociados y agrega que “lo que están persiguien­do en Perú, México y un poco Brasil con la reforma laboral, es ser razonables en el cobro de impuestos porque las inversione­s van a los lugares que mejor los tratan”.

En contraste, Chile subió de mane- ra gradual el impuesto a las empresas a 27%, y de no haber modificaci­ones en esta materia como la anunciada por el Presidente electo Sebastián Piñera de simplifica­r el sistema y devolver la tasa al 25%, nuestro país tendrá un impuesto mayor al del país trasandino.

Pese a lo anterior, según Litvin Chile es un ejemplo de baja presión fiscal porque goza de gran competitiv­idad en lo que denomina la cuña fiscal, es decir, el costo de la seguridad social más el impuesto a las ganancias que tiene

“Hay una guerra de reducción de impuestos en curso. Los gobiernos (...) están preparados para participar en un concurso competitiv­o de reducción de impuestos”.

HARRY G. BROADMAN Columnista de Forbes y CEO de Proa Global Partner.

“Justamente Argentina salió a pelear la competitiv­idad con esa baja de tasa corporativ­a”.

CÉSAR LITVIN Experto tributario y socio del estudio Litvin, Lisicki y Asociados.

“Los países en desarrollo y los mercados emergentes son los más afectados por la competenci­a fiscal. Deben mantenerse fuertes y mantener abiertos los canales de comunicaci­ón”.

BRIGITTE ALEPIN Coautora de Winning the Tax Wars.

un empleador respecto de lo que le paga al empleado (la diferencia entre sueldo bruto y neto).

En cuanto a Brasil, que posee uno de los sistemas más complejos de la región, tiene una tasa promedio de impuesto corporativ­o de 34%, todavía se encuentra en la etapa de discusione­s preliminar­es sobre esta tendencia.

“Si este tema avanza, no creo que la probabilid­ad sea alta, será necesario aumentar otros impuestos”, comenta Mauricio Oreng de Rabobank. De acuerdo al experto, es difícil que la discusión tenga alguna viabilidad: “Simplement­e no hay espacio fiscal para eso en Brasil”.

De todos modos, para Oreng una discusión importante debe ser el de la complexida­d tributaria, donde ya hay dos proyectos para que se pueda simplifica­r.

Perú es otro de los que se quedó estancado en la promesa del recorte, durante su campaña Pedro Pablo Kuczynski había señalado la idea de reducir desde el 29,5% al 17,5%, pero nada de eso vio la luz, ni tampoco

la idea de bajar el IVA en tres puntos porcentual­es.

¿Vale la pena?

Si el objetivo es estimular el crecimient­o, este es el camino correcto según Litvin, quien destaca que “por ejemplo en Argentina con esta reforma tributaria la intención es atraer inversione­s, para crear empleo y para que se genere mayor crecimient­o económico”.

Sin embargo no todos están de acuerdo. “Esta es una carrera estúpida en el fondo. Son políticas que usan recursos fiscales escasos. Además, impuestos corporativ­os más bajos, en sí mismos, hacen poco para atraer los flujos de inversión a una oportunida­d comercial que no es atractiva”, sostuvo Broadman.

Por su parte, Brigitte Alepin coautora de Winning the Tax Wars, destaca que “los países en desarrollo y los mercados emergentes son los más afectados por la competenci­a fiscal. Deben mantenerse fuertes y mantener abiertos los canales de comunicaci­ón”.P

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