Viaje de la Presidenta Bachelet a Cuba
Resulta recomendable que las giras de Estado, ya sea por los países que se elijan o por la agenda que se desarrolle durante ellas, no generen comentarios que desfiguren el objetivo para el cual se realizan.
ANADIE DEJÓ indiferente el viaje que la Presidenta Michelle Bachelet realizó a Cuba hace unos días. Así, mientras la mandataria insistió en destacar la importancia de la cooperación entre Chile y la nación caribeña, las críticas se concentraron principalmente en que su agenda no consideró reunirse con la disidencia al Gobierno cubano. Llama la atención que no se percibe un objetivo claro para dicha visita, más allá de despedirse de Raúl Castro en un contexto en el que él y ella se aprestan a dejar el poder. Y es que Cuba no tiene ningún peso económico relevante a nivel internacional que permita justificar, por ejemplo, que la visita se deba a razones de intercambio comercial relevante para Chile.
No deja tampoco de llamar la atención que en Cuba la mandataria destacara que el tema de los derechos humanos forma parte de la base de la política internacional de su Gobierno, sin mencionar ninguna palabra respecto a las libertades políticas restringidas en ese país, lo que organismos internacionales de derechos humanos han criticado desde hace muchos años.
A la luz de los hechos, resulta recomendable que las giras de Estado, ya sea por los países que se elijan o por la agenda que se desarrolle durante ellas, no generen comentarios que desfiguren el objetivo para el cual se realizan.