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Banco Vaticano: la apuesta por la transparen­cia del Papa Francisco

El secretismo fue la marca registrada de Instituto para las Obras de Religión (IOR), la entidad financiera de la Iglesia Católica que ha vivido envuelta en escándalos. Sin embargo, el Papa Francisco ha reforzado los esfuerzos de Benedicto XVI para que la

- Un reportaje de FRANCISCA GUERRERO

POCO se sabía sobre las operacione­s y transaccio­nes diarias del Banco Vaticano, por lo que muchas veces fue llamado el “banco más secreto del mundo”. Pero la normativa europea ha comenzado a pesar sobre esta organizaci­ón, con reformas pro transparen­cia impulsadas por el Papa Benedicto XVI y reforzadas por el Papa Francisco, que incluso consideró su cierre a la luz de los problemas que le ha traído a la Santa Sede.

Y es que los escándalos que han perseguido al Instituto para las Obras de Religión, su nombre formal, no han cesado durante sus 76 años de historia y cuando salió el humo blanco para Jorge Mario Bergoglio estaban en un punto particular­mente álgido. De hecho, recién comenzado su pontificad­o presionó por la salida del entonces jefe de la entidad, Paolo Cipriani, luego que un contador bajo su administra­ción fuera arrestado por tratar de contraband­ear 26 millones de euros a Suiza.

El calibre de las polémicas era de marca mayor y las sospechas de que el dinero de mafias llegara a las arcas de la entidad, como ocurrió en otras ocasiones, no se podían descartar ante el hermetismo que los circundaba.

Manos a la obra

Se hizo necesario un punto de inflexión y para eso Benedicto XVI creó la Autoridad de Informació­n Financiera (AIF) en 2012, la cual terminó de perfilar su sucesor, quien la estableció, en los artículos 2 y 52 de la Ley Vaticana, como la autoridad competente de la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano a cargo de la inteligenc­ia financiera y la supervisió­n.

Asimismo, se implementó un programa de protección contra el lavado de dinero, que consta de tres fases. La primera era “la asunción de responsabi­lidad”, lo que condujo al establecim­iento de la primera ley anti lavado de activos. La segunda fase constó de “depurar las reformas de transparen­cia financiera”, marco en el cual la legislació­n fue enmendada y rescrita sustancial­mente. Ahora ya se encuentran en la tercera etapa, que trata de una mejora en la efectivida­d del sistema.

Por otra parte, el Vaticano llegó a un acuerdo con el Estado Italiano para intercambi­ar la informació­n de los contribuye­ntes, de manera que se bloqueó a los italianos que querían ocultar su dinero en el Banco Vaticano para evadir impuestos. Sumado a todo lo anterior, se decidió poner fin a las cuentas de personas que no fueran ciudadanas del Vaticano y de organizaci­ones que no formaran parte de la Iglesia.

“Se está convirtien­do en lo que yo llamo un buen banco internacio­nal, en lugar de ser uno problemáti­co ligado al lavado de dinero”, indica a Pulso Gerald Posner, autor del best seller de The New York Times “Los banqueros de Dios”. “Sin dudas han habido cambios y para mejor”, agrega en relación a la labor cumplida por el Papa Francisco, que llega a nuestro país la próxima semana.

De todas maneras, Posner precisa que “el Papa Francisco se lleva todo el crédito y si bien se lo merece hay que tener presente que cualquiera en su lugar hubiera hecho lo mismo, porque el Vaticano está aplicando los acuerdos que tiene con la Unión Europea”.

Supervisió­n europea

En efecto, no sólo el Santo Padre estaba preocupado por el funcionami­ento de una organizaci­ón que ligó en oportunida­des a la Iglesia Católica con el delito. Las autoridade­s pertinente­s del viejo continente también tenían sus ojos puestos en el Banco Vaticano y sus escándalos.

El comité de expertos en la evaluación de medidas contra el lavado de dinero del Consejo Europeo, Moneyval, es el que ha dado seguimient­o al asunto y en su último informe, publicado el mes pasado, hizo un balance positivo de las medidas implementa­das por el Vaticano.

Destacaron, particular­mente, el progreso de la Santa Sede en el establecim­iento de un sistema eficaz de denuncia de transaccio­nes sospechosa­s. Al mismo tiempo, el documento de 209 páginas valora su cooperació­n internacio­nal con las investigac­iones y denuncias de irregulari­dades financiera­s.

Pero la tarea no está completa, de acuerdo a Moneyval, dado que el Banco Vaticano ya fracasó una vez cuando se trató de responsabi­lizar a alguien por lo que claramente eran considerad­os crímenes como “fraude, incluida la grave evasión fiscal, la apropiació­n indebida y la corrupción”, detalla el informe.

“Limpiar a la entidad es un trabajo enorme. Se está llevando a cabo con el Papa Francisco pero no puede hacerse en unos pocos años. Tomará cinco o seis años más antes de que el Banco Vaticano esté realmente operando bien”, señala Posner.P

Benedicto XVI comenzó la obra, con el establecim­iento de leyes contra el lavado de dinero.

Actualment­e, el Banco Vaticano colabora a nivel internacio­nal con investigac­iones y denuncias de irregulari­dades financiera­s.

El Vaticano aún está en deuda con la persecusió­n penal de quienes han cometido delitos.

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Trabajo periodísti­co de Gerald Posner, que ahonda en las transaccio­nes ilegales de la Iglesia Católica por los últimos 200 años. Los Banqueros de Dios

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