Ley Sernac: un desafío de modernización para las empresas,
EL FALLO del Tribunal Constitucional, más allá de la controversia que ha generado, instaura una inmejorable oportunidad para desarrollar programas de compliance en las empresas, para responder proactivamente a la nueva normativa de defensa de los consumidores. El desafío es -sin duda- modernizar el mercado. Y en eso hay acuerdo de todas las partes. Es menester recordar que hubo apoyo unánime en el Congreso para reformar la ley. Para acercarnos a los países desarrollados, es necesario tener reglas claras para que nadie se sienta pasado a llevar. Tras salir del Tribunal Constitucional, esta normativa no anula al Sernac ni deja desprotegidos a los consumidores, como muchos han insinuado. Hasta ahora, teníamos un servicio que sólo recibía reclamos contra las empresas y dependía de la voluntad de estas para mediar con los afectados y lograr algún acuerdo, o bien iniciaba juicios colectivos o de interés general ante los tribunales, opciones que si bien toman tiempo demuestran buenos resultados. Sin embargo, hoy el Sernac fortalece su rol de denunciante frente a los tribunales a partir de sus facultades fiscalizadoras, teniendo un rol similar a la Fiscalía Nacional Económica, conocida por su papel en los casos de colusión, lo que significa una muy buena noticia para los consumidores y a su vez un gran desafío para las empresas. Es momento de pensar de manera distinta, considerar que no sólo el garrote (la multa) sirve para fortalecer el cumplimiento de la ley, sino también incentivos positivos para generar estímulos para fortalecer las buenas prácticas de las empresas en la materia. Es la oportunidad para que las empresas realicen una cuidadosa revisión de sus políticas internas y prácticas, para asegurar el pleno respeto por los derechos de los consumidores y cumplir adecuadamente con la nueva ley.