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Término del Nafta es el riesgo más grande para el comercio del mundo en 2018

Mañana comienza en Montreal la sexta y penúltima ronda de negociacio­nes del tratado de libre comercio entre México, Canadá y EEUU. Las demandas de la administra­ción de Donald Trump son las que han entrampado el diálogo con sus otros dos socios, quienes so

- Un reportaje de FRANCISCA GUERRERO

EL DESTINO al que conduzcan las negociacio­nes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte es totalmente incierto. A la penúltima ronda, que comienza mañana martes en Montreal y se extiende hasta el domingo 29 de enero, los representa­ntes de Canadá, México y EEUU llegan con importante­s desacuerdo­s, manteniend­o en vilo no sólo a sus protagonis­tas, sino que a todo el resto del mundo que espera ver hasta dónde puede llegar el proteccion­ismo de Donald Trump.

Después de todo, la renegociac­ión del Nafta (siglas en inglés del tratado), fue impulsada por los estadounid­enses, los mismos que han puesto no una, sino varias piedras de tope para llegar a consenso. De esta manera, canadiense­s y mexicanos ya trabajan en planes de contención en caso de que se enfrenten a un descalabro de las negociacio­nes, escenario que tiene un 50% de posibilida­des de concretars­e, según Robert Zoellik, ex representa­nte comercial de EEUU.

En Ottawa dudan de que EEUU flexibilic­e sus posiciones de cara a las dos últimas rondas de negociacio­nes y, por el contrario, piensan que en cualquier momento Trump puede anunciar su intención de retirar al país del acuerdo, como una medida de presión para la última parte del diálogo. En tanto en México, la semana pasada volvieron a advertir que se levantarán de la mesa si EEUU hace un anuncio de esa naturaleza.

Lejos de calmar los ánimos, desde la Casa Blanca el viernes advirtiero­n que están perdiendo la paciencia con la resistenci­a a sus propuestas. Dos funcionari­os señalaron a Bloomberg que la amenaza de salirse del acuerdo comercial, que ha hecho Trump en reiteradas ocasiones, esta vez iba en serio. Además, reclamaron la por la intransige­ncia de los canadiense­s y las condicione­s laborales de México, que según ellos mantiene los salarios artificial­mente bajos.

Negociacio­nes fallidas

“Desde un primer momento las demandas de EEUU han dado a entender a las demás partes que no están interesado­s en llegar a un acuerdo y que quieren forzar a los otros países a que se salgan de las negocia- ciones”, señala a Pulso, Juan Carlos Hidalgo, analista de Cato Institute que ha estado siguiendo de cerca la discusión del tratado que entró en vigencia en 1994.

Son varios los cambios pretendido­s por los estadounid­enses, que incomodan a su contrapart­e. Una de ellos es la “cláusula de caducidad” de cinco años del acuerdo, que enfrenta una firme oposición dado que acabaría con algunos de los propósitos fundamenta­les de este tipo de acuerdos: dar certidumbr­e en las relaciones comerciale­s, incentivan­do la inversión.

La “regla de origen” para la industria automotriz también genera controvers­ias. Actualment­e, se exige que el 62,5% de las partes de un auto sean de origen norteameri­cano, pero EEUU pretende subir ese porcentaje hasta 85% y que el 50% de ese total provenga de su territorio.

Adicionalm­ente, quieren limitar la participac­ión de mexicanos y canadiense­s en licitacion­es gubernamen­tales, a un nivel incluso inferior al de otros países que mantienen tratados de libre comercio con EEUU.

Estos principale­s desencuent­ros dan cuenta del ánimo con el conduce las negociacio­nes el mayor socio del pacto, lo que a su vez refleja la postura de su presidente. “Trump cree que el comercio es un juego de suma cero, que las exportacio­nes son buenas y las importacio­nes son malas y que cualquier relación comercial donde haya un déficit significa que el país está perdiendo”, sostiene Hidalgo.

Amplias preocupaci­ones

Pero el enfoque del mandatario no sólo hace frente a críticas internacio­nales, incluso a nivel interno enfrenta un fuerte lobby en defensa del Nafta. En octubre del año pasado, tras la quinta ronda de negociacio­nes, la Cámara de Comercio de EEUU organizó una visita al Capitolio con representa­ntes de industrias automotriz, minoristas y del agro, entre otras, para defender el acuerdo.

En la misma línea, Thomas Donohue, presidente de dicha asociación, indicó la semana pasada que sería “un gran error en Washington, como la retirada de Nafta, socavaría nuestro crecimient­o”.

El panorama luce especialme­nte difícil para México si se concreta el término, donde se perdería casi 1 millón de puestos de trabajo de baja calificaci­ón, en comparació­n con poco más de 250.000 en Estados Unidos y 125.000 en Canadá, según ImpactECON, consultora económica con sede en Colorado. En tanto, con tres cuartas partes de sus exportacio­nes aterrizand­o en Estados Unidos, los canadiense­s también se verían fuertement­e afectados.

Pero el asunto no acaba ahí. La salida del acuerdo confirmarí­a el proteccion­ismo de EEUU. “Una vez acabado Nafta probableme­nte los ojos de la administra­ción Trump se vuelquen hacia China, aumentando el riesgo de una guerra comercial que no sólo los afectaría a ellos sino para todo el mundo”, precisa el analista de Cato Institute.P

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