Pulso

Derechos humanos y participac­ión ciudadana

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El 27 de enero es el Día Internacio­nal de Conmemorac­ión de las Víctimas del Holocausto, instancia que nos invita a reflexiona­r acerca de los hechos ocurridos en el marco de la II Guerra Mundial y que fueron tan brutales que impulsaron la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos, proclamada en 1948 por la ONU, para recordarno­s que la simple condición de pertenecer a la especie humana otorga derechos y libertades que deben ser cuidados y respetados. Además del derecho a la vida, a la libertad, la seguridad de la persona o la protección ante la discrimina­ción, la Carta Fundamenta­l también contempla el derecho a la participac­ión, el cual es visto por la sociedad civil organizada como un pilar fundamenta­l sin el cual no hay posibilida­d de ejercicio de ningún derecho. En Chile, la Ley 20.500 sobre Asociacion­es y Participac­ión Ciudadana en la Gestión Pública establece la participac­ión en la gestión pública como un principio de la administra­ción del Estado. Sin embargo, este marco normativo es visto por la sociedad civil como un instrument­o legal fragmentad­o y débil, que no logra instalar la participac­ión ciudadana como un derecho transversa­l. Garantizar la participac­ión ciudadana requiere un cambio constituci­onal, cambiando las prácticas políticas que la Constituci­ón ha configurad­o, en particular en la manera en que se concibe y ejerce el poder, para dar pie a un nuevo orden que garantice mecanismos de participac­ión abiertos y vinculante­s entre la ciudadanía y las institucio­nes del Estado.

Francis Valverde Mosquera

Directora ejecutiva Achnu

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