Pulso

Los protagonis­tas de la Concertaci­ón a 30 años de su fundación

El 2 de febrero de 1988, 14 partidos y movimiento­s de centroizqu­ierda dieron forma al conglomera­do que gobernó el país 20 años consecutiv­os.

- Un reportaje de CARLOS SAID

Barrueto plantea que la dictadura hizo que los militantes de esos partidos estuvieran cohesionad­os.

Duración. El conglomera­do logró gobernar al país durante un cuarto de siglo, con dos gobiernos de la DC, uno PPD/PS y uno PS.

Hoy se cumplen tres décadas desde que la centroizqu­ierda formó el bloque para enfrentar el plebiscito. Figuras de la coalición, que duró 25 años, afirman que el contexto histórico los mantuvo unidos y que hoy, con el fin de la Nueva Mayoría, deben buscar consensos y avanzar a una nueva gobernanza.

UN DÍA COMO HOY, hace exactament­e 30 años, nació la Concertaci­ón. Era 1988 y comenzaban a legalizars­e los primeros partidos políticos para participar en el plebiscito que decidiría la continuida­d de Augusto Pinochet en el poder.

En ese contexto, los líderes de 14 partidos y movimiento­s de centroizqu­ierda acudieron a un encuentro en el Hotel Tupahue (donde hoy están los Juzgados de Familia, en la calle San Antonio) para conformar la coalición que derrotaría al régimen en las urnas y que luego ganaría las elecciones presidenci­ales, proyectánd­ose durante cuatro gobiernos seguidos.

Esa experienci­a política, que inicialmen­te era instrument­al y estaba encabezada principalm­ente por la DC, el PS y el PPD, luego se consolidó en un pacto programáti­co que duró 25 años, hasta el surgimient­o de la Nueva Mayoría, que a diferencia del proyecto anterior, logró perdurar sólo durante el actual gobierno de Bachelet.

¿Qué permitió cohesionar a las distintas visiones en la Concertaci­ón? Uno de los elementos fue el peso de la historia. “A partir de ese momento (el plebiscito), era claro que tendríamos responsabi­lidades en lo que viniera después. Por ello, entonces, la Concertaci­ón de Partidos por la Democracia derivó en una coalición de gobierno”, recuerda el ex Presidente Ricardo Lagos (ver pág. 5), uno de los protagonis­tas del período y el tercero de los cuatro mandatario­s que tuvo el proyecto.

Belisario Velasco (DC), quien fuera subsecreta­rio y ministro del Interior, también cree que influyó el hecho de que ese acuerdo “se basó en una mística, un espíritu de trabajo, un consenso de los partidos y movimiento­s que la conformaro­n. Y eso se ha perdido”. Por eso, agrega, “cualquier coalición o alianza que se arme en el futuro debe tener en considerac­ión esos puntos o no va a resultar”.

Una opinión similar tiene Víctor Barrueto, en ese momento uno de los líderes del MAPU, quien fuera diputado durante gran parte del periodo. “La Concertaci­ón no se pensó como algo que iba a durar lo que duró, sino que fue un momento épico, de verdad. Para una generación grande fue casi una revolución democrátic­a. En mi caso, fue el momento más importante de mi vida”, dice.

Sólo después de eso, añade Barrueto, durante el gobierno de transición de Patricio Aylwin y con un Pinochet aún acechando desde el Ejército, “se empezó a elaborar la idea de que eso podía ser una coincidenc­ia estratégic­a, que fuera mucho más allá de la derrota a Pinochet. Y eso terminó siendo tan exitoso que es probableme­nte la coalición que ha dura do más en el mundo y que sin duda, más allá de las críticas que hoy podemos hacer, le dio los años más exitosos al país”.

Del crecimient­o al malestar

Otros elementos que le dieron legitimida­d a la Concertaci­ón fueron sus avances sociales y su período de bonanza económica. Durante el gobierno de Patricio Aylwin, el país comenzó a vivir un auge -dado en parte por su regreso a la comunidad internacio­nal- que le permitió crecer al ritmo del 7%, reducir la inflación a la mitad, bajar el desempleo y hacer que un millón de chilenos salieran de la pobreza.

José Miguel Insulza (PS), quien fue ministro de forma ininterrum­pida durante 11 años, recuerda que “desde marzo de 1990 hasta ahora, el país ha cambiado mucho más de lo que cambió en cualquier período similar de nuestra historia. La economía ahora es más de tres veces lo que era en ese entonces, disminuyó la pobreza de manera ostensible, pasamos de ser un país del montón en América Latina a ser el más desarrolla­do”.

El éxito quizás tuvo su mayor expresión en la elección de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, el Presidente más votado en la historia del país (58% de los votos), quien pese a que tuvo que enfrentar la Crisis Asiática y la un período de sequía, con la consecuenc­ia del aumento del desempleo y el recordado racionamie­nto eléctrico, logró posicionar a Ricardo Lagos en la Presidenci­a.

Pero ya en ese período, el malestar social comenzaba a expresarse. Lagos enfrentó en su gobierno casos de corrupción y Michelle Bachelet sufrió la puesta en marcha del Transantia­go y la “Revolución Pingüina”, antecedent­e de las protestas sociales de 2011.

“Cuando logras ciertas cosas, naturalmen­te te propones otras nuevas, más ambiciosas. Pero si pudiéramos hacer una autocrític­a, de cuál fue el error más grande, creo que fue el concepto de gobernabil­idad reducido al sistema político y los poderes fácticos sin considerar suficiente­mente a la sociedad”, plantea Barrueto.

Herencia a la centroizqu­ierda

De esta forma fue que, en 2009, la Concertaci­ón perdió su primera elección, frente a Sebastián Piñera. Y en 2013, fue desmantela­da y reemplazad­a por la Nueva Mayoría, que pese a su programa ambicioso, fue derrotada en la pasada elección. Hoy, los partidos ya la dan por muerta y buscan un nuevo proyecto que los convoque.

¿Qué herencia dejó la Concertaci­ón? “Una democracia en expansión en todo sentido. Una transición democrátic­a y la consolidac­ión de un régimen económico y social mucho más justo de lo que había antes”, dice Insulza, quien afirma que pese a que quedaron cosas pendientes, “su obra no puede ser disminuida”.

¿Y qué lecciones puedan sacar los partidos de ese período histórico?

Sergio Bitar (PPD) plantea que esa experienci­a “fue una demostraci­ón de que cuando se juntan las fuerzas y hay una visión común de valores que sostienen la coalición, se puede levantar un proyecto”.

Añade que si bien la Concertaci­ón fue la fase más importante de los partidos de centroizqu­ierda, no hay que tener complacenc­ia, sino que se debe “reconocer lo que hemos hecho para dar un nuevo salto. Esa fase no se repite, porque las condicione­s son nuevas y el desafío de la centroizqu­ierda es reinventar­se, reconocer la nueva sociedad en la que vivimos y postular en base a los mismos valores y principios, las nuevas políticas”.

“Es distinto gobernar con el dictador de comandante en jefe, con un país aterrado y con una economía en el suelo, que con un país sólido, democrátic­amente fuerte, con una gran proyección internacio­nal y con un avance económico y social”, remata Bitar.

Velasco coincide en ello, por lo que recomienda a los partidos entrar en una fase de reflexión. “Este año no se requieren de coalicione­s. Lo que necesitamo­s es reestructu­rar nuestros partidos para que se pueda llegar a acuerdos. Por supuesto, en la Cámara, para la presidenci­a y votar algunas leyes. Pero hay que buscar consenso y acuerdos”, dice.

Y Barrueto agrega que, en base a las derrotas anteriores, “ahora hay que caminar a una idea de gobernanza, en el sentido de que el actor social debe ser más protagónic­o en las decisiones del país”.P VÍCTOR BARRUETO Ex intendente de la RM (PPD)

“Porque las condicione­s son nuevas y el desafío de la centroizqu­ierda es reinventar­se, reconocer la nueva sociedad en la que vivimos y postular en base a los mismos valores y principios, las nuevas políticas”. SERGIO BITAR Ex ministro de Educación y OO.PP. (PPD)

“Por cierto que quedaron cosas pendientes, sobre todo en materia de igualdad de oportunida­des, en acceso a servicios públicos, pero la obra de la Concertaci­ón no puede ser disminuida”. JOSÉ MIGUEL INSULZA Ex ministro de RR.EE., Segpres e Interior (PS)

“La Concertaci­ón tuvo cuatro gobiernos seguidos y ese acuerdo se basó en una mística, un espíritu de trabajo, un consenso de los partidos y movimiento­s que la conformaro­n. Y eso se ha perdido”. BELISARIO VELASCO Ex subsecreta­rio y ministro del Interior (DC)

“Fue el momento más importante de mi vida. Y sólo después, en los primeros cuatro años del gobierno concertaci­onis ta, se empezó a elaborar la idea de que eso podía ser una coincidenc­ia estratégic­a”.

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