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Las reformas educaciona­les, el cambio a la Constituci­ón, el fin del binominal y la despenaliz­ación del aborto son la razón de ser del gobierno de la Nueva Mayoría. Sin embargo, el balance es desigual, como lo fue también la resistenci­a que encontraro­n est

- CARLOS SAID

SIN DUDA, la principal motivación de Michelle Bachelet y la razón de ser de la Nueva Mayoría son las reformas sociales y políticas. En las 198 páginas del programa de gobierno, la mandataria detalló un extenso listado de cambios que quiso introducir en el país y que intentó cristaliza­r en estos cuatro años.

“Si usted me dice cuál es el Chile al que nosotros aspiramos, es un Chile más justo”, sintetizó Bachelet en abril de 2013, en su primera entrevista como precandida­ta, algunos días después de volver de Nueva York. En ese entonces dijo que durante los gobiernos de la Concertaci­ón “hubo reformas importante­s y hubo otras que parecieron importante­s pero demostraro­n ser insuficien­tes”, pero que tenía la certeza de que los desafíos sociales “o se enfrentan de manera profunda o no vamos a lograr el objetivo deseado de un país más desarrolla­do”.

Pero, a días del cierre de su administra­ción, el panorama sobre el corazón de su proyecto es disímil: algunas reformas no salieron como pretendía, como fue el caso de los proyectos educaciona­les, hubo situacione­s inesperada­s que obligaron a la Presidenta a modificar su cronograma, como los casos de corrupción y la agenda de probidad, y en otros casos optó por descartar algunas ideas, como la reforma a la salud. Pero en otras propuestas tuvo pleno éxito, como en la despenaliz­ación del aborto en tres causales. Se trata de un legado complejo, de cambios que, en su mayoría, tendrán que ser juzgados a largo plazo, pero que no dejaron indiferent­es a nadie y que pasarán a la historia.

La batalla ideológica en educación

Segurament­e cuando Bachelet pensó en incorporar en su programa las reformas educaciona­les, con la intención de recoger las demandas del movimiento estudianti­l, no pensó en que se iba a encontrar con una oposición tan grande.

“El proceso político de este conjunto de reformas ha sido áspero, y ha tenido la oposición frontal de quienes aún consideran que la provisión privada de la educación es una mejor opción que la provisión pública”, dijo hace un año, al hablar sobre los avances de la gratuidad.

Los problemas comenzaron tempraname­nte, en el primer año, cuando el Ejecutivo presentó el proyecto de la Ley de Inclusión, que ponía fin al lucro, a la selección y al copago en los colegios particular­es subvencion­ados. La derecha se opuso tenazmente, acusando que la propuesta excluía a los padres de su legítimo derecho a aportar y de-

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