Productividad en 2017: un año para olvidar
Opinión
cho esfuerzos loables por poner este tema en la agenda y dentro de las prioridades a nivel de políticas públicas, los que encontraron poco o nulo eco en el Gobierno saliente. Se trata de una situación que, es de esperar, tenga un cambio en la administración que asume en marzo.
Esta baja sostenida implica que estamos produciendo de peor forma año a año, lo que no es trivial y tiene una serie de efectos negativos en el desarrollo económico y social del país. Si bien gran parte de lo anterior tiene su explicación en que el cobre que se extrae es cada vez de menor ley, lo cierto es que también en los sectores no mineros se ve un estancamiento, lo que significa, por tanto, que tienen aún un enorme espacio para aumentar su productividad.
Es por ello que se hace urgente tomar medidas y darle a la productividad el nivel de prioridad que el tema exige. La CNP avanzó el trabajo detectando cuáles son los principales drivers que han afectado su crecimiento y, a partir de ello, hizo sus recomendaciones. Lo que viene ahora es aplicarlas y mantener una institucionalidad que vigile, analice y fomente este tema a través de fuertes alianzas público- privadas.
Innovación, capacitación, tecnologización e inteligencia artificial son sólo algunos de los elementos clave para generar un salto cuántico en esta materia. Pero poco y nada se puede avanzar sin generar conciencia de que la productividad es el factor clave para el desarrollo de la sociedad y del país, y que quien no lo entienda de esta manera a tiempo, inevitablemente se va a estancar.