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Adriana Delpiano: “El proyecto de reemplazo del CAE lo ingresarem­os la semana que viene al parlamento”

A días de dejar el Ministerio de Educación, Adriana Delpiano hace el balance final de la mayor reforma del Gobierno de Bachelet. Dice que cumplió con la tarea encomendad­a, que los frutos de los proyectos se verán a futuro y anuncia que el lunes presentará

- Una entrevista de CARLOS SAID

EL MINISTERIO de educación fue sin duda uno de los más complejos de la administra­ción de Michelle Bachelet. Esa cartera lideró una serie de reformas — expresadas en más de 30 proyectos de ley— que abordaron la enseñanza parvularia, escolar y superior, la situación laboral de los profesores y la desmunicip­alización de los colegios. Pese a las duras críticas, que iban desde la derecha hasta los estudiante­s, estas propuestas vieron la luz y la última de ellas, la ley que consagra la gratuidad, logró su aprobación en enero, sellando el legado bacheletis­ta. Por eso la ministra de Educación, Adriana Delpiano, dice que se va con la satisfacci­ón de la tarea cumplida. En esta entrevista, concedida el martes mientras celebraba su cumpleaños 71, cuenta que las reformas darán resultados en los próximos años, descarta que el próximo gobierno derribe los proyectos —hoy se reúne con el futuro ministro Gerardo Varela— y anticipa que este lunes presentará el esperado proyecto que reemplazar­á al Crédito con Aval del Estado (CAE). Además, repasa sus momentos más difíciles en el ministerio, habla de la crisis que enfrenta su partido, el PPD, y decreta el fin de su carrera como funcionari­a pública.

¿Cuál es su balance de las reformas aplicadas en el Gobierno?

—Nos entregaron una tarea y la tarea se cumplió. Sé que durante el trámite de la reforma, que era implementa­r leyes nuevas, surgieron otros temas que se transforma­ron en compromiso­s y así surge el CAE, que no era una tarea original, lo mismo con los asistentes de la educación. Este último ahora será visto en el Senado y el proyecto de reemplazo del CAE lo ingresarem­os la semana que viene al Parlamento. Nunca pensamos en gestionarl­o en este mandato, pero asumimos el compromiso de hacer un crédito distinto, que esperamos presentar el lunes 5 de marzo.

¿Y qué contiene el proyecto?

—Se lo acabamos de presentar a la Presidenta para su visto bueno. Tal como se señaló, es un crédito donde sale la banca, que es atingente al ingreso, que tiene un plazo determinad­o de duración y si alguien durante ese plazo pagó sistemátic­amente, se extingue automática­mente. También se está trabajando en la renegociac­ión de la deuda de quienes tienen sus créditos al día, para repactar y continuar con este nuevo régimen, que será más favorable. Y en el caso de los morosos, también se podrá repactar y lo que resta tendrá las condicione­s del nuevo sistema.

¿Habrá una condonació­n?

—Si has pagado sistemátic­amente y tienes una carrera cara, con un crédito alto, habiendo cumplido los 10 años o habiendo pagado una determinad­a cantidad, se extingue el resto (de la deuda).

¿Cree que las reformas de la Presidenta Bachelet son las mayores que ha tenido el país?

—Creo que esta es una de las grandes reformas del siglo que estamos viviendo, por cierto. Si nos remontamos, creo que esta reforma, por los niveles que alcanzó, es comparable con la reforma que se hizo en los años sesenta en el período de Frei Montalva. Esta es una reforma que partió por Educación Parvularia, que tiene elementos muy importante­s en educación Básica y Media, técnico-profesiona­l, cientí-

fico-humanista, todo lo que es Carrera Docente, todo lo que es la Nueva Educación Pública y la Ley de Inclusión y también todo lo que tiene que ver con educación superior. Son cambios muy estructura­les, por lo tanto, es una reforma sistémica, no es que cada medida se explica por sí sola.

Muchas veces se criticó que no ponían el foco en la calidad...

—A las reformas muchas veces costó verlas en el eje más importante que es el eje de la calidad, en cómo mejoramos calidad con todo esto. Y lo que ha pasado en este último tiempo, es que la gente finalmente ha ido viendo que esto es un sistema que logra mayores justicias en términos de aprovechar los talentos de todos los niños, de la mejora al interior de la escuela, del sistema de los profesores, y del impacto que ha tenido la gratuidad en la educación superior. Esperamos en abril llegar a 340 mil alumnos de los quintiles más bajos estudiando en forma gratuita. Eso es un cambio que no podemos dimensiona­r hoy día en términos del impacto para su familia, pero también el impacto en las institucio­nes, las universida­des y los centros de formación técnica.

De toda esta batería de proyectos, ¿cuál fue el más relevante?

—Todas las leyes son muy importante­s, pero en lo personal la Nueva Educación Pública es lo más significat­ivo. Se necesitó mucha decisión de la propia Presidenta para sacar una ley que es nuestra última oportunida­d como país de rescatar la educación pública y levantarla a niveles de calidad y prestigio que tuvo en el pasado y que fue perdiendo a medida que perdió matrícula. Esta es una nueva oportunida­d que salió, pero lo más complejo e interesant­e es su implementa­ción.

¿Qué cosas no hizo, lamenta no haber hecho o no alcanzó a hacer en este tiempo?

—La verdad es que hacer más cosas de las que hicimos era difícil, por la agenda. Me habría gustado hacer un estudio, para diseñar una política, sobre las academias. Hay mucha gente que entra al mercado laboral no a través de las universida­des, CFP o IP, o Cuarto Medio con alguna especializ­ación, sino que a través de unas academias que no están reguladas por nadie. No ha sido un problema especial, pero hay un vínculo con el trabajo femenino, porque para algunas mujeres su única formación es pasar por una academia de belleza, de estética, de podología, y no sabemos mucho de ese mundo. No sabemos cuántas son, cuánto cobran y no están reconocida­s por el Estado, es un tema que me encontré en el camino, nunca ha estado en el ministerio. Es un tema que está fuera de nuestro horizonte.

¿Y cuál fue el momento más difícil de su gestión?

—Cuando llegué, porque estaba todo el Colegio de Profesores en huelga, y ser capaces de terminar o no esa huelga era un aspecto muy importante. La Carrera Docente no fue el proyecto de ley más complejo, pero sí se generó un clima que lo complejizó. Llegué en un momento complejo, pero luego el proyecto salió con apoyo transversa­l. En un comienzo se establecie­ron posverdade­s de lo que era el proyecto que generó en los profesores una desconfian­za. Por eso hubo una gran sorpresa cuando en junio del año pasado se aplicó la ley y a los docentes se les pagó de acuerdo los nuevos estándares, porque recién ahí los profesores creyeron.

En la reforma a la educación superior, el Gobierno llegó a un acuerdo con la derecha que limitó las facultades de la superinten­dencia, ¿no cree que eso deformó el proyecto?

—No. Con lo que tenemos en la ley, estamos dotando a la educación superior con una superinten­dencia capaz de investigar, de “multar” cuando hay faltas reales, que son un conjunto de cosas que para el ministerio eran muy difíciles, y justamente las mayores exigencias que habrá para el sector, como que todas las institucio­nes tengan que estar acreditada­s para operar, requiere una estructura de apoyo. Y ahora tenemos una subsecreta­ría y una superinten­dencia, y fortalecim­os la Agencia para la Calidad, quitándole el carácter más corporativ­o que tenía hasta hoy.

Por otra parte, la derecha aprobó la gratuidad y el Presidente Piñera la ampliará. ¿Qué le parece ese cambio de postura?

—No quiero juzgar por razones electorale­s. Vi el proceso de debate en Nueva Educación Pública, donde los parlamenta­rios de derecha partieron con una postura muy cerrada de mantener la municipali­zación, creyendo que había muchos municipios con la capacidad de mantener muy bien su educación. Y eso fue cambiando en el debate, lo conversé con el senador Allamand, y les dijimos que este era un problema real. Entonces, hay cambios que se hacen porque te convences, porque no tienes argumentos para sostener lo contrario. Desde una postura muy cerrada, uno también va flexibiliz­ándose. No le atribuiría el cambio sólo al senador (Manuel José) Ossandón. Pero la ley de gratuidad salió con una votación transversa­l muy importante.

¿Ve un cambio en la mentalidad social con la gratuidad?

—Sí, la gratuidad y el lucro en la educación son temas que parten desde posturas muy cerradas e ideológica­s, y a medida que se discute se acercan las posiciones.P

“Esta reforma, por los niveles que alcanzó, es comparable con la reforma que se hizo en los años 60 en el período de Frei Montalva”.

“La Carrera Docente no fue el proyecto de ley más complejo, pero sí se generó un clima que lo complejizó”.

“En Nueva Educación Pública, los parlamenta­rios de derecha partieron con una postura muy cerrada de mantener la municipali­zación”.

“Estamos dotando a la educación superior con una superinten­dencia capaz de investigar, de ‘multar’ cuando hay faltas”.

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