Desafíos laboral y previsional para las mujeres
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APARTIR de la sugerencia de la OCDE de igualar la edad de jubilación de hombres y mujeres, queda en evidencia la precariedad del mercado laboral femenino, lo que, sin duda, se traduce en bajas pensiones. El aumento de las expectativas de vida influye en que las pensiones de este segmento sean más bajas: viven hasta los 91 años en promedio, se pensionan 5 años antes, la mayoría cotiza solo 15 años y el ahorro acumulado debe alcanzar para cubrir más de 30 años de pensión.
Pero, sin duda, el mercado laboral es el principal obstáculo. Según el INE, la participación laboral femenina llega a un 48.5%, y del total de mujeres ocupa- das, un 31,9% es informal, lo que las deja fuera de la seguridad social. La brecha salarial llega a 31,7% y sólo el 5,4% cotizan en una AFP por el tope imponible. El desafío de mejorar las pensiones de las mujeres nos involucra a todos. Se requieren mejores sueldos, que se respeten los derechos en seguridad social: acceso a un contrato de trabajo, cotizaciones por el total de la renta y reducir la deuda previsional.
A través del Pilar Solidario el Estado beneficia a un porcentaje importante de mujeres que reciben pensiones básicas y aportes previsionales. Sin embargo, se requiere aumentar los montos y, al mismo tiempo, ampliar la cobertura para llegar a la clase media.
La industria, por su parte, trabaja en mejorar los canales de información y cercanía con sus afiliados y en fortalecer la educación previsional, pero no es suficiente. Hay que duplicar los esfuerzos para que las personas puedan tomar decisiones informadas, sin slogans y con el único objetivo de mejorar las pensiones.P